Profesor de Informática en el Instituto Mare Nostrum de Alicante, este voluntario llevaba cuatro años sin salir a una emergencia internacional, por lo que no oculta que se siente algo nervioso ante su inminente viaje a Sierra Leona (parte el lunes), esta vez a luchar contra una epidemia, el temible ébola.
¿Cómo afronta este viaje?
Con nervios. Desde el terremoto de Haití, hace cuatro años, no he salido fuera a ayudar. Además es algo diferente, porque el ébola no es una catástrofe que ha ocurrido sino una enfermedad para la que no hay vacuna por ahora, y me da un poco de respeto.
¿Es la primera vez que se desplaza a un lugar con epidemia?
Estuve en 2008 en la epidemia de cólera de Zimbabwe, pero con esta enfermedad es suficiente profilaxis el lavarse las manos y evitar el contacto físico con las personas afectadas. Además ahora hay una vacuna contra el cólera. Sin embargo, el ébola es hipercontagioso, y la incubación mucho más larga. Puede que no te des cuenta que la tienes y estás contagiando a otras personas. Es mucho más peligroso que una epidemia de cólera, y el porcentaje de mortalidad mucho más alto.
¿Qué medidas tendrán que tomar para evitar el contagio?
El domingo (mañana) tenemos en Madrid la reunión preparatoria. En principio nos indican la profilaxis para la malaria e ir vacunados de la fiebre amarilla para poder entrar en el país. Y tener precaución. La población local tiene miedo de trabajar en determinados ambientes pero en mi caso no soy médico, sino que voy en apoyo de telecomunicaciones. Considero que mi riesgo es menor que el de mis compañeros, que estarán en contacto directo con enfermos.
¿Cuánto tiempo va a estar?
Vamos al hospital de Kenema y estamos dos semanas. Mi función es asegurar que haya comunicación entre nosotros, y enviar información a Cruz Roja española y a la organización internacional.
