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«Las smart city y el big data son la última innovación turística»

El único español entre los 25 mejores investigadores de turismo a nivel mundial

«Las smart city y el big data son la última innovación turística»

Hace tres años y dos meses le pasó por delante un tren y decidió no cogerlo. Acababa de ser nombrado decano en la UA y se debía, dice, a sus compañeros, a su Facultad de Economía. Ahora, sin comerlo ni beberlo, le llega una nueva oportunidad americana y el momento no puede ser mejor: su niño de 2 años aprenderá el inglés con naturalidad y él dará clases, algo que vive con auténtica pasión, amén de seguir investigando en lo que más domina y le gusta, el turismo, con nuevos métodos porque la vinculación con las empresas es mayor en aquellas tierras y, como apunta con mayúsculas: «La investigación es creatividad».

Sus investigaciones sobre el mercado turístico

Vamos hacia las ciudades inteligentes o smart city y la ventaja es que la Comunidad ha sido pionera. Nos puede sonar a ciencia ficción pero cuando esté establecido el big data, de modo que transitar por la ciudad sea muy cómodo porque los indicadores dirán en cada momento al turista las calles con más o menos tráfico, lo que no podemos caer es en la deshumanización de las relaciones porque son la esencia del sector turístico.

¿Pondría límites a la ciudad inteligente

Es más bien un umbral, que no trasvase lo inhumano. En la medida en que el big data y la smart city faciliten la interacción, bienvenido sea, pero si llega un turista y no interactúa se pierde la humanidad y como humanos hay que interaccionar.

¿Cuándo calcula que pueda ser una realidad?

Los expertos en tecnología hablan de los años 30, en que el avance será tan desarrollado que la utilización del ser humado será más limitada. Hoy en día el paradigma de ciudad inteligente es Singapur, que hace análisis de orina tras usar el aseo.

¿Y hasta entonces qué sugiere para mejorar los ingresos en el sector turístico, que tras 40 años sigue con el mismo modelo?

El modelo turístico de la zona de Alicante está claro. No podemos obviar el sol y playa y lo tenemos que mantener, pero las empresas deben segmentar el mercado porque todavía existe la creencia de que nos dirigimos a todo tipo de turismo, aunque resulte natural porque tenemos buen clima.

Como otros destinos, pero que ahora lo tienen peor por situaciones de conflicto.

Así es, los clientes llegan solos pero hace falta una visión a largo plazo porque esto no siempre va a ser así, y hay que perfilar el segmento o segmentos de mercado que una empresa turística, como un hotel, vaya a atraer. Es crucial elegir dos o tres, no considerar todo el mercado mundial.

¿Diversificar exige arriesgar?

Si diversifico reduzco el riesgo porque reparto la incertidumbre en más mercados. A corto plazo, en cuanto se normalice la situación, surgirán destinos competidores con productos similares en cuanto al clima, y es fundamental tener diseñado un plan de marketing y no dormirnos en los laureles. Cada empresa es un mundo y una puede decidir centrarse en el sol y playa hacia los británicos, otra hacia los alemanes, o hacia la cultura y los rusos...

Y sobre una ciudad ¿ve positivo la apuesta por el deporte náutico como en Alicante?

Puede beneficiar si previamente se ha detectado la necesidad. Las necesidades no se pueden crear, preexisten y lo que hace el marketing es orientar los deseos y despertar la necesidad. Si han tomado la decisión es porque un estudio de mercado lo respalda con una demanda que siente atractivo por esas actividades. Un estudio puede ser lo complejo que se quiera porque las tourist info son también una fuente my valiosa.

¿Qué espera la Politécnica de Virginia de usted?

Una de las investigaciones que más ha gustado es el efecto de los resultados deportivos en la economía. Tras demostrar empíricamente que el PIB aumenta tras un mundial como el de España de fútbol, ahora investigamos el efecto Nadal en la marca España.

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