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Los agricultores emigran por falta de agua y ayudas

Asaja detecta que muchos emprendedores optan por irse a Murcia y Castilla-La Mancha, donde aumentan cultivos con los caudales del Júcar

Un agricultor recoge uva en el Vinalopó. información

La falta de agua y el escaso apoyo de la Administración a los jóvenes que quieren iniciar su actividad en la agricultura está provocando una fuga de emprendedores agrícolas a otras zonas de España donde, pese a que el tiempo no es mejor que el de la provincia de Alicante, tienen el agua asegurada, como es el caso de la vecina Castilla-La Mancha, que año tras año aumenta superficie de riego con recursos del Júcar, mientras a la provincia se le niega el caudal. La organización agraria Asaja-Alicante denuncia, en este sentido, que en el último año 471 expedientes de ayudas para agricultores jóvenes se han quedado en el cajón por falta de presupuesto. Según los últimos datos oficiales, entre los meses de septiembre y noviembre de 2016 se resolvió la concesión de la ayuda para la instalación de jóvenes agricultores a un total de 244 personas que presentaron su solicitud de ayudas al amparo de la primera convocatoria en el marco del vigente PDR 2014-2020.

De las 918 solicitudes que se presentaron en un primer momento, que finalmente se quedaron en 715 tras ser descartadas algunas por no cumplir los requisitos o retirarse voluntariamente del proceso, solo obtuvieron el visto bueno 244.

En los últimos 10 años, la falta de agua de calidad y en cantidad ha provocado el abandono de 20.000 hectáreas de cultivos en la provincia donde la disponibilidad de agua por hectárea es, por ejemplo, la mitad que en la vecina València. La incorporación de jóvenes de entre 18 y 40 años al sector agrario es uno de los mayores hándicaps que tiene la agricultura, ya que solo el 1% de los agricultores tiene menos de 35 años, lo que pone en riesgo el relevo generacional.

Según los datos que maneja Asaja, cerca de 500 expedientes de jóvenes agricultores que querían incorporarse al sector han visto frustradas sus ilusiones al ser rechazados por la Conselleria de Agricultura por falta de presupuesto. «Es totalmente inadmisible que la Conselleria no tome como prioritario el asunto del relevo generacional cuando es el gran problema que nos encontramos actualmente. Aparte de que hay pocos jóvenes que quieren incorporarse al campo por la poca o nula rentabilidad de los cultivos y la incertidumbre del problema hídrico, a los que sí están interesados se les cierra la puerta en las narices», denuncia Eladio Aniorte, presidente de Jóvenes Agricultores Asaja-Alicante. Y encima, el pago de estas ayudas empezó a realizarse a principios de junio, cuando estaban resueltas desde principios de otoño del 2016. «Los jóvenes que se inician en el sector deben realizar al principio una fuerte inyección económica para que su explotación comience a rodar. Este retraso del pago dificulta mucho el desarrollo del plan empresarial con el que se han comprometido con Conselleria y, por el cual, se le ha concedido la ayuda», afirman técnicos de Asaja-Alicante.

Este primer pago, que empezó a hacerse efectivo a principios de junio para aquellos agricultores que ya se han instalado de manera efectiva, supone una cuantía de 3,4 millones de euros que 124 beneficiarios (a los que se ha realizado los pertinentes controles administrativos y, en su caso, sobre el terreno) reciben como primer tramo de la ayuda, correspondiente al 70% del importe total a recibir. El presupuesto total de la convocatoria es de 10 millones de euros, «escaso», subraya Eladio Aniorte.

Blindado ante la crisis

El sector primario se ha convertido, junto al turismo, en una de las actividades que mejor aguanta la crisis generando, además, empleo. Según el ránking del Instituto de Comercio Exterior, la agricultura es el segundo sector exportador de la provincia tras el calzado con un crecimiento sostenido desde 2009, justo cuando la provincia comenzó a sentir con mayor crueldad el derrumbe de la construcción.

Hoy, muchos de los trabajadores que dejaron la huerta por el andamio tratan de volver al campo. Unos con más suerte que otros porque los puestos están cubiertos por los trabajadores que se quedaron, y por muchos emigrantes, que en los días de las vacas gordas se convirtieron en la única mano de obra que quería tostarse al sol. Pese a todo, la agricultura sigue con su gran problema estructural: la falta de agua en calidad y cantidad, y de nuevo vive hoy pendiente de la amenaza que representa el nuevo plan hidrológico del Tajo para el trasvase al Segura.

La Comunidad Valenciana mueve al año 3.300 millones de euros en el sector agrícola siendo las naranjas, limones, pimiento, tomate, lechuga, sandías y uva de mesa, los productos más demandados en Europa, según Fepex, la Federación Española de Empresas Exportadoras de Frutas y Verduras. Un 33% de la facturación corresponde a la provincia de Alicante donde 116.029 familias trabajan directamente en el sector hortofrutícola y, por ende, dependen del agua que llega todos los años desde el Tajo, cuyo trasvase está cerrado.

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