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Globalización

Los científicos urgen enseñar el lenguaje digital antes que el plurilingüismo y los idiomas

Destacados investigadores de la educación y la inteligencia artificial alertan sobre el analfabetismo en el futuro sistema de comunicación mundial

Los científicos urgen enseñar el lenguaje digital antes que el plurilingüismo y los idiomas

No estamos en absoluto preparados para la transformación digital que lo abarcará todo en pocos años, ni mucho menos existen nativos digitales, sino más bien una analfabetización generalizada en el lenguaje computacional, que es el idioma del futuro.

La conclusión de los expertos científicos, reunidos ayer en la sede Ciudad de Alicante de la Universidad en un seminario sobre el cambio tecnológico y las trasformaciones sociales y políticas, deja temblando los cimientos de la enseñanza tal y como está concebida tanto en la Comunidad como en el conjunto del país.

«Los países avanzados ya se han dado cuenta de que el idioma del futuro es el lenguaje computacional», subraya Andrés Pedreño, catedrático de la UA y experto en Economía digital, al hilo de la exposición presentada minutos antes por la doctora e investigadora en inteligencia artificial en el MIT de Massachusetts, Nuria Oliver. «Biólogos, recepcionistas de hotel, comunity manager, abogados, médicos, todo el mundo debe pensar en términos computacionales para reinventarse laboralmente e su profesión», concreta.

Oliver hace referencia a la gran campaña de Obama sobre las nuevas tecnologías en la enseñanza, con una inversión de 4 billones de dolares , así como a la puesta en marcha en las escuelas del Reino Unido, desde el nivel Infantil, de la enseñanza de la programación informática.

«No se es nativo digital por saber usar el móvil», abunda el catedrático», sino porque se sabe hacer cosas con el móvil, para qué sirve, la inteligencia artificial que contiene, y que haciendo una línea de códigos el ordenador de su padre le saluda, cierra la puerta o enciende las luces con una sencilla programación como puede hacerse con un juguete.

Urgente

Lo que urgen los científicos es precisamente que desde la escuela aprendan a programar juguetes porque consideran que el lenguaje computacional es «más fundamental incluso que el inglés o cualquier otro idioma».

Oliver añade que «el retraso tecnológico en la educación es un problema más importante que el plurilingüismo que hay que abordar sin retraso».

Y es que los expertos dejan patente que la traducción automática, a través precisamente de la inteligencia artificial, propiciará en muy pocos años que no haya barreras lingüísticas. «La diferencia estará en comprender la cultura, no la lengua. Por eso hay que prepararse en el lenguaje del futuro que va a afectar a toda la industria y los servicios. Y la educación es estratégica», abunda Pedreño.

En Primaria, Secundaria, y aun en la totalidad de las carreras universitarias, los investigadores echan de menos la enseñanza del lenguaje computacional y reclaman su presencia desde ya, como también apunta la catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos por la Universidad de la Coruña, Nieves R. Brisaboa

Opinan que colegios, institutos y universidades «necesitan una profunda transformación». Lamentan que asignaturas relacionadas con las nuevas tecnologías o la informática las impartan docentes no especializados, pero incluso exigen una revisión en la propia enseñanza de la informática, que ya se ha quedado obsoleta por su falta de adaptación a la Inteligencia Artificial.

«Académicamente estamos en un rincón de confort y las instituciones deberían ser también mucho mas proactivas en los cambios», puntualiza Pedreño.

Instan, por tanto, a la sociedad en general a ser «más rápidos, porque el cambio a nivel mundial va muy acelerado y en las universidades, por ejemplo, somos muy lentos para reinventar».

La revisión se exige para la generalidad de las titulaciones, aunque expresamente se citaron las de Economía, Márketing, Periodismo, o la propia Informática.

Iniciativas

Con considerarlas aceptables, las iniciativas pedagógicas a través de las cuales los docentes incorporan tablets y móviles en las aulas, no parecen bastar a los estudiosos del Big Data.

«No podemos quedarnos en ser usuarios pasivos, hay que comprender lo que hay detrás. Llevamos auténticas enciclopedias en el bolsillo pero lo que nos da ventaja no es ser un usuario diestro, sino en saber cómo explotar y reprogramar el móvil, ordenador o wearables», insisten.

La clave, por tanto, radica en la creatividad a la hora de explotar al máximo las nuevas tecnologías, porque, como coinciden en señalar, «llevamos un superordenador con nosotros pero lo usamos para tonterías, al lado del brutal potencial que pueden tener».

Y para muestra, no uno, sino mil y un botones como los que pone sobre el tapete la doctora Oliver, como las pruebas de Inteligencia Artificial que en la actualidad se hacen y que identifican el pensamiento no ya computacional, sino cerebral.

Se puede, por tanto, «identificar lo que pensamos a través de un ordenador, generado por la interrelación de Big Data, imágenes y un conjunto de percepciones que se catalogan con el ordenador».

El también catedrático Ricardo Baeza-Yates, fundador del grupo de investigación sobre la web en la Pompeu Fabra de Barcelona y en la Universidade de Chile, y experto en la transformación de los datos en información relevante y útil, señala desde su experiencia en una compañía tecnológica de California que, la revolución que necesitamos, solo es posible si la educación, la enseñanza, sigue los cambios tecnológicos.

Futuro laboral

La doctora Oliver ofrece a su vez, para el debate entre los expertos internacionales, el cambio radical que va a provocar la Inteligencia Artificial en el mundo laboral a partir de robots que no se limitan al ámbito industrial.

«En realidad ya están aquí. Hablamos con un asistente personal en el móvil más que con los que nos rodean», señala. Empresas punteras usan robots doctores o abogados para analizar en un instante historiales médicos o jurídicos con gran cantidad de datos.

Incluso en el mundo del arte se emplean ya algoritmos de la Inteligencia Artificial y cada vez están más extendidos los chatbots o programas informáticos para mantener conversaciones. «No son robots al uso sino sistemas de software», aclara Nuria Oliver.

Entre los ejemplos que expone añade canguros para los niños pequeños, cuidadores para los ancianos o impedidos, e incluso simuladores de actores de teatro.

La alarma que se enciende sobre la plena sustitución de los trabajadores por máquinas no la comparten. «Los expertos ya retrasan a 2060 el control laboral por robots, pero yo soy optimista al respecto y estoy convencida de que trabajaremos en colaboración con las tecnologías, como ahora», sostiene Oliver.

Lo que no ve aplazable es un «cambio de mentalidad entre los que tienen el poder» para entender la nueva sociedad tecnológica, tan distante de las del siglo XIX y XX. Para eso -concluye-, es muy importante desarrollar la educación en este sentido».

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