¿Cuál es su origen y labor?
Nací y estudié en Alcoy y, como seminarista, en Valencia. Mi tarea es de coordinación, estar cerca de las familias salesianas, de los educadores y los voluntarios, así como dar palabras de ánimo a los alumnos.
¿Están los ánimos más bajos?
Empuje siempre hace falta. Una de las mayores dificultades reside en las vocaciones, de ahí la necesidad de la evangelización, porque las familias viven circunstancias muy difíciles.
¿Tiene actualidad la evangelización?
Necesitamos ser la buena noticia ante tanta gente necesitada, no podemos mirar hacia otro lado. La institución está implicada porque hay situaciones que desestabilizan en la escuela, no sólo económicas, así que, modestamente, ahí estamos.
¿Les afectan los recortes?
Los sufrimos pero la gran profesionalidad y vocación de los educadores suplen la situación.
¿La LOMCE le satisface?
Algunos discursos cansan. La educación es más importante de lo que parece. Ojalá haya un pacto educativo de una vez por todas porque la sociedad lo necesita. Se desconcierta a las familias cuando tenemos la mejor generación de jóvenes. Ojalá les pongamos en el contexto adecuado.
¿Qué le sugiere el centenario?
Que somos fruto de lo que otros sembraron y nos corresponde construir un mundo mejor.
