«No se debe impedir el acceso a los centros a personas que visten ropas características o propias por motivo de su identidad religiosa (por ejemplo toca, hiyab, kipá, solideo), y que no suponen ningún problema de identificación o atentan contra la dignidad de las personas». Esta obligación escolar, contemplada por primera por escrito en las instrucciones a los colegios para el curso que viene, reabre un debate que en los colegios e institutos de la provincia de Alicante no había surgido hasta el momento.

«Los alumnos se toman con total naturalidad que alguna compañera lleve el velo musulmán. Hasta el momento no ha hecho falta incluir una medida así en el reglamento de régimen interno del centro», aseguran en uno de los institutos de Alicante con mayor número de musulmanes matriculados, hasta un 30% del total del alumnado.

De entre ellos, apenas una quincena de alumnas opta por portar la hijab en clase «y nunca se ha producido un problema en las aulas por este motivo», sostienen desde la dirección.

La tónica en los centros consultados es esta misma. Normalidad y naturalidad ante una decisión que perciben como algo personal y procedente de las creencias o acerbo cultural. «Más problemas han causado en alguna ocasión las gorras sobre la cabeza -destacan en otro centro-, y se prohíben porque no es parte de la cultura».

Las instrucciones para el nuevo curso - que en todo momento evitan aludir al decreto de plurilingüismo para acatar el auto del TSJ que lo ha paralizado, aunque especifican que el modelo lingüístico a aplicar es el «aprobado por Educación» en cada centro- también incluyen un programa de Educación Sexual, que variará según el nivel educativo «desde un punto de vista racional, científico y no doctrinal», enfocado a la prevención e incluye la intersexualidad y la identidad de género.

La sentencia

Por otra parte, la sentencia de un juez de Moncada, en Valencia, reconoce el derecho de padre a elegir un centro educativo público para su hija, al no profesor religión alguna, frente a la decisión de la madre que había optado de forma unilateral por matricularla en un centro concertado religioso por cercanía al domicilio y el horario.