Del 1 de junio al 15 de septiembre. Éstos son los 107 días que comprende la temporada alta en las playas de Alicante según el Patronato de Turismo, dirigido por la socialista Eva Montesinos. Sin embargo, el pasado 1 de junio, Alicante tenía a sus socorristas en huelga, no estaban en marcha los servicios destinados a los discapacitados ni tampoco los ofrecidos en la playa para perros de Agua Amarga, el contrato del mantenimiento de las playas se encontraba en precario y el aparcamiento anunciado para caravanas en la zona de San Juan estaba cerrado. Más de un mes después, poco ha cambiado en esa radiografía de las playas. Y es que, pese a que el verano es invariable y tiene la costumbre año tras año de no modificar su fecha en el calendario, al Patronato de Turismo se le ha echado el tiempo encima. ¿Los perjudicados? Los ciudadanos. Eso tampoco cambia.

Contaba la concejala esta semana, en un supuesto argumento que suena a excusa difícil de comprar, que todos esos problemas se derivan de la huelga convocada por los socorristas en protesta por las condiciones de un nuevo contrato que tenía que haber entrado en vigor ayer. Los empleados de la contrata criticaban la reducción de las prestaciones y que los puestos de trabajo estaban en peligro por la nueva adjudicación.

Tres semanas después de iniciarse los paros, tras denunciar el Ayuntamiento el supuesto incumplimiento de los servicios mínimos, después de una bochornosa guerra de banderas y sobre todo sin alcanzarse ningún avance real en la negociación, la normalidad volvía a las playas. Sin embargo, ya nada iba a ser igual. Esa huelga, relata Montesinos, acaparó tanto la atención del Patronato que no hubo tiempo para mucho más. Nada se le escuchó a la edil sobre la falta de previsión. La realidad, esa en la que no caben interpretaciones, es que el pliego de condiciones está paralizado por el Ministerio de Hacienda tras una denuncia del sindicato CSIF, lo que ha obligado al Ayuntamiento a firmar un contrato con la empresa que venía prestando el servicio durante los últimos seis años para que se haga cargo este verano de las tareas de vigilancia. Es decir, un contrato a dedo para evitar que las playas se queden sin socorristas que se firmó sobre la bocina, este pasado jueves en la segunda Junta de Gobierno extraordinaria del día.

Esa huelga, explica la concejala, «provocó un proceso más lento de licitación de los servicios». Los fríos datos de los procesos administrativos, es lo que tiene la transparencia, revelan que el proceso para contratar los servicios lúdicos y sociales para los discapacitados arrancó el 30 de junio, por lo que las empresas tenían hasta el 5 de julio para presentar las ofertas, pese a que el Patronato, tal y como recoge el pliego, tenía intención de iniciar el servicio el 1 de julio. Imposible a todas luces. El año pasado, sin ir más lejos, el contrato se licitó el 23 de mayo, más de un mes antes que en esta ocasión y el servicio se previó -según el pliego- que entrase en marcha el 15 de junio, dos semanas antes de lo que se pretendía este año. ¿La culpa? De los socorristas, alegará el Patronato. Y la cuestión es que detrás de cada número, de cada día de retraso en la prestación de un servicio, se encuentra un usuario que sufre la torpeza de la administración. Por ejemplo, Alicia Avendaño, vecina de Tomelloso, que eligió Alicante para disfrutar de unos días de playa en el Postiguet. Sin embargo, su movilidad reducida, desplazarse en silla de ruedas, se lo ha impedido, según denunció a este diario esta semana. Y es que este servicio ofrece actividades para discapacitados intelectuales y, a su vez, asistencia en el agua a las personas con diversidad funcional.

Y los perros, también

Más tarde que el año pasado también han entrado en marcha los servicios para la novedosa y exitosa playa canina de Aguamarga, la primera de la ciudad abierta a los perros que se habilitó el pasado año. Entonces, a mediados de junio, los usuarios ya podían disfrutar de las sombrillas, las tumbonas y el quiosco. Este año, en cambio, el proceso de licitación empezó el 7 de junio y, según denunció el PP, pasadas las Hogueras aún no había ni rastro de los servicios. La concejala aseguró que a lo largo de esa última semana de junio ya estaría el equipamiento a disposición de los perros y de sus dueños. Aún así, llegaron más tarde que en 2016.

Y para un procedimiento que se inició en tiempo y forma desde el Patronato, el contratista decidió renunciar finalmente al servicio a sólo dos semanas del arranque de la temporada alta. Se trata del mantenimiento, reparación e instalación de las infraestructuras de las playas de Alicante, adjudicado a una empresa que, a través de un escrito, desistió del contrato alegando que «no era viable económicamente la realización del servicio exigido», pese a que se presentó voluntariamente al concurso y completó todo el proceso. La relación contractual con la adjudicataria concluyó oficialmente el 19 de junio, tras un decreto firmado en Turismo. Y así, por hache o por be, otro aspecto en precario en las playas alicantinas, otro motivo más para que pasen desapercibidos servicios que se estrenan este año como los canales destinados a la natación en aguas abiertas, en San Juan y la Albufereta.

Los retrasos en la adjudicación de servicios por el Patronato de Turismo no se circunscriben a las playas, sino que también afectan a los turistas que viajan «con la casa a cuestas». Y es que el aparcamiento para caravanas anunciado en la playa de San Juan sigue esperando contratista oficial, y eso que fue presentado en sociedad a finales del pasado año y que cuatro meses después, en abril, recibió la visita del alcalde, el socialista Gabriel Echávarri. Ahora, en julio, sigue con el candado echado pese a que la edil Montesinos anunció que estaría en funcionamiento el pasado mes. Desde el Patronato, en una huida hacia adelante, insisten en que para el turismo de caravanas el verano no es temporada alta.

Sí que es temporada alta, en cambio, para las playas, para ese turista que busca la costa alicantina y que empezó en junio sus vacaciones en la ciudad con los socorristas en huelga, sin disponibilidad de los servicios para discapacitados ni tampoco los relativos a la playa canina de Agua Amarga y con el mantenimiento de las playas en el aire por un contratiempo con el adjudicatario. Eso sí, puede presumir de haber veraneado en una ciudad, Alicante, que este año estrena marca turística propia.