Alicante recuperó ayer sus vistas al muelle 4, uno de los más turísticos de la dársena de Levante, perpendicular al Paseo de la Explanada, con el traslado al muelle 7 de la réplica del barco Santísima Trinidad una vez que se había decidido no renovar la concesión que se venía autorizando mes a mes tras haber caducado en diciembre del año pasado. La réplica llevaba amarrada en Alicante desde el verano de 2011 cuando llegó remolcada de Málaga para convertirse durante unos años en uno de los atractivos de la zona de ocio al contar con un museo y un restaurante

Tras una primera etapa de éxito, al final, los anteriores gestores acabaron cerrándola y traspasaron la propiedad a la sociedad Santísima Trinidad S.L., una empresa que había realizado obras y pretendía reabrir ahora su interior con un gastrobar. La decisión del Puerto fue firme porque, según la Autoridad Portuaria, el casco no superó una inspección técnica de Capitanía Marítima y debe someterse a una reparación en dique seco.

La cuestión es que, en un principio, el Puerto estaba dispuesto a ampliar la concesión hasta 2018 siempre que el casco de la réplica del barco hubiera superado la inspección submarina, pero los buzos detectaron una fuga de agua y el informe concluyó que el casco debe ser reparado en dique seco.

El Santísima Trinidad fue durante sus 36 años de vida el buque insignia de la Armada Española en el siglo XVIII. Dotado de 112 cañones, el navío era el más grande de la época. Combatió en todas las batallas españolas desde 1769 hasta su final en la de Trafalgar en 1805 cuando acabó hundido.