Entre 750.000 euros y 800.000 euros. Es lo que cuesta cada año al Ayuntamiento la recogida de colillas, bolsas, latas y envases de plástico abandonados en las playas alicantinas, lo que supone la mitad del presupuesto destinado a la limpieza de los arenales de la ciudad. «Si se cumpliera la normativa que prohíbe expresamente arrojar residuos a las playas, este dinero podría ser destinado a otras necesidades de Alicante», asegura Manuel Martínez, jefe de servicio de la Concejalía de Medio Ambiente, quien presentó ayer junto al concejal Víctor Domínguez (Guanyar) la nueva campaña para erradicar estas «costumbres basura» coincidiendo con el inicio de la temporada alta, en las playas de Postiguet, San Juan, Albufereta, Urbanova y la canina. La Policía Local, a través de la brigada de playas, estará pendiente del comportamiento de los bañistas para sancionar, como adelanta Domínguez. Las multas por arrojar latas, chicles o colillas a la arena ascienden a 210 euros.

Además, se repartirán ceniceros portátiles con el mensaje «Yo no soy el nicotino» para intentar evitar la proliferación de colillas. Porque cada día los servicios de limpieza retiran de las playas el equivalente a cinco kilos de restos de cigarrillos, según una estimación de la empresa de limpieza, UTE Alicante, ya que ni siquiera las máquinas las pueden retirar eficazmente, por lo que se emplean rastrillos y cribas.

La campaña, diseñada por Imaginarte, se centra en una serie de personajes ficticios protagonistas de actos incívicos con los que se rotularán papeleras y casetas, como son la «plantalatas», que tiene la costumbre de arrojar latas a la arena; la «abracadabra», que lleva cargada de bolsas a la playa y se va de vacío; el «faquir», al que parecen gustarle los cristales; y el «nicotino», el que tira las colillas a la arena. Ecovidrio se suma a la campaña apadrinando el personaje del faquir a la vez que recordando que en toda la ciudad hay 1.300 contenedores. «Los hoteles también nos van a ayudar con acciones puntuales orientadas a los turistas».