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Viaje a la mente de los niños

Investigadores del Hospital de Sant Joan y la UMH inician un proyecto para analizar el procesamiento de emociones a nivel cerebral en menores

En el estudio participan investigadores del Hospital de Sant Joan y de la Universidad Miguel Hernández. jose navarro

Las imágenes despiertan emociones y eso es lo que nos ha permitido evolucionar como especie: ante la imagen de un león huimos y si vemos a un bebé nuestro impulso es cogerlo. La forma en la que se procesan las imágenes en el cerebro de un niño puede ayudar a diagnosticar y tratar trastornos como el autismo o la hiperactividad. Con este objetivo se acaba de poner en marcha un ambicioso proyecto, en el que participan investigadores del Hospital de Sant Joan, a través de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana, y la Universidad Miguel Hernández. Se trata de un estudio experimental con niños de entre 8 y 12 años, a quienes se les mostrarán una serie de imágenes, que deberán puntuar en función de si les gustan o no. A continuación, y utilizando técnicas de encefalografía, se medirá la actividad cerebral que en los niños genera la visualización de esas imágenes.

«Queremos medir la respuesta emocional inmediata, identificar los cambios en la localización espacial y temporal de la actividad cerebral mediante encefalografía en niños a los que vamos a presentar secuencialmente esa serie de imágenes. En definitiva, se trata de ver qué parte del cerebro se activa y en cuánto tiempo cuando les gusta algo y cuáles cuando no les gusta», señala Francisco Sánchez, investigador principal del proyecto. El estudio se hará inicialmente con niños «sanos» y la información que se obtenga puede ser utilizada para entender mejor determinados trastornos, por lo que en un futuro se quiere estudiar a personas con diferentes alteraciones patológicas. «Los trastornos de espectro autista se inician en la infancia y conllevan alteraciones en la interpretación de las emociones. Nuestro objetivo es poder diagnosticar con antelación y emplear los resultados en los tratamientos», asegura Eduardo Fernández, director del grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández. En este sentido, se trata de un estudio básico fundamental que, posteriormente, «puede ser aplicado en pacientes pediátricos que no pueden identificar o transmitir sus emociones ante estímulos visuales complejos. Podríamos dar un primer paso para poder traducir sus emociones», señalan los investigadores.

Para desarrollar este estudio se utilizará un electroencefalograma de 64 canales de última generación que ofrece una precisión temporal de milisegundos. Por lo tanto, «mediante un número limitado de electrodos y con una interfaz sencilla es posible conocer la respuesta primaria ante una imagen determinada de un sujeto, aunque este no pueda manifestar dicha emoción o quiera trasmitir la contraria», señalan desde la Conselleria de Sanidad.

El trabajo se ha alzado con una beca de investigación de 12.000 euros que concede la Asociación Española de Pediatría. Los investigadores destacan que, «aunque en los últimos años se han realizado numerosos estudios del procesamiento de emociones en el cerebro en población adulta, son muy escasos los estudios realizados en población pediátrica».

En este contexto, «en la edad pediátrica existen muchos pacientes que presentan dificultades para la compresión, interpretación o transmisión de las emociones, por lo que en el futuro nos planteamos estudiar personas con diferentes alteraciones patológicas, por ejemplo trastornos del espectro autista, dado que estas tecnologías ofrecen un amplio abanico de posibilidades diagnóstico-terapéuticas con un gran potencial», sostienen las mismas fuentes. Los resultados obtenidos serían útiles para el desarrollo de interfaces neuronales fiables, lo que supondría un cambio sustancial en la comunicación, diagnósticos y tratamiento de pacientes con dificultados comunicativas o adaptativas y entendimiento de los patrones de procesamiento cerebral de las emociones en niños.

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