El reloj marca las 00.20 horas de la madrugada del viernes al sábado. Miles de personas recorren las calles del centro de Alicante, llenan ya las barracas y los racós, y disfrutan de una calurosa velada entre compañeros, familiares y amigos. Nadie quiere perderse los últimos coletazos de las Hogueras 2017. Tampoco el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Obligado a multiplicarse durante los últimos días y a compaginar hasta tres agendas diferentes -una por su condición de jefe del Consell, otra por su cargo de secretario general del PSPV y una última por su candidatura a revalidar el liderazgo orgánico en el socialismo valenciano-, Puig llega a la capital tras una intensa jornada de trabajo. «¿Que a qué hora me he levantado? Pues creo que a las 7», admite al poco de llegar.

Sonriente y sin extremos visos de cansancio en la cara -la situación cambiaría poco después-, el jefe del Consell se dispone a realizar un recorrido nocturno por diferentes hogueras alicantinas. No lo hace solo. Le acompaña, vía València, la consellera de Justicia, Gabriela Bravo -encantadora con todo aquel que se le acercó durante la noche- y una comitiva del Ayuntamiento de Alicante capitaneada por el alcalde, Gabriel Echávarri, y completada por los ediles Eva Montesinos y Fernando Marcos, entre otras personas.

La primera parada fue en Sèneca-Autobusos, flamante ganadora en la categoría Especial. Años y años después de que un presidente de la Generalitat realizara un recorrido nocturno para visitar los monumentos, Puig se desmarcó de sus antecesores y alucinó literalmente con la fiesta. «Me ha gustado muchísimo», confesó a la belleza de la foguera en alusión al monumento y ante la expectación de los ciudadanos allí presentes. No fue el único en deleitarse. Solo había que ver al director territorial de Presidencia en Alicante, Esteban Vallejo -inmortalizando con su móvil tanto a Puig como la hoguera- o a la propia Gabriela Bravo, que no dudó incluso en adentrarse en la construcción para comprobar qué había en el interior de una gran olla. Y Echávarri, mientras, ejerció de anfitrión y explicó paso a paso las principales características de la hoguera.

Instantes después llegó uno de los momentos más emotivos de la velada. Cuando la comitiva se dirigía al racó de la foguera, una mujer paró a Puig. Éste la reconoció de inmediato y le brindó un caluroso saludo. «Es la mujer de Antonio Moreno», explicó a continuación.

Ya dentro del racó, el jefe del Consell fue recibido entre aplausos por uno de los allí presentes. Se detuvo a charlar con varios festeros, se sentó en una mesa junto al resto de la expedición e incluso tuvo tiempo de asombrarse cuando el alcalde le mostró en su móvil una imagen que se ha viralizado en los últimos días en la que se puede apreciar cómo una televisión de ámbito estatal ha rebautizado la «coca amb tonyina» como «coca Antoñina». Puig no se lo creía.

A la 1.27 horas la comitiva se puso en pie y se subió a los coches con destino a La Ceràmica, galardonada con el segundo premio de categoría Especial. 17 minutos después pisaban de nuevo tierra. Esta vez, un grito les recibió. «Esta es la hoguera del tongo», proclamó un hombre visiblemente enfadado por las votaciones del jurado.

En La Ceràmica los protagonistas no fueron ni Puig, ni Bravo, ni Echávarri. Todas las loas se las llevó la Bellea del Foc, Sofía Escoda. Acompañada por su corte y por el presidente de la Federació de Fogueres, Manuel Jiménez, la máxima representante de la fiesta se fotografió con una ingente cantidad de niñas, charló amigablemente con ellas e incluso estampó su rúbrica en las pulseras que las menores llevaban en la muñeca y que les permitían acceder a la barraca de la foguera. Al más puro estilo de Messi o Ronaldo.

Siguiendo con la temática futbolística, el presidente Puig y la consellera Bravo también tuvieron tiempo para valorar la delicada situación por la que atraviesan el Hércules y el Elche, plasmada en el primer caso como sátira en la hoguera. «Voy a mandarle la foto a Illueca», bromeó Puig, en alusión al director general del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), convertido en los últimos meses en pieza clave para la supervivencia de ambos clubes.

El recorrido por la hoguera dejó una anécdota que pasó inadvertida para muchos de los allí presentes. Uno de los tres presidentes de la comisión, que ejerció de anfitrión, hizo un quiebro en plena visita y tapó la cartela que satirizaba a Puig. Y éste, obviamente, no pudo ver la mofa por su apoyo a Susana Díaz en las primarias socialistas.

La última parada de la madrugada, con el jefe del Consell ya visiblemente cansado, fue en Foguerer Carolinas. Allí les recibió la senadora del PP Asunción Sánchez Zaplana junto a representantes de la foguera. Y el jefe de gabinete de Echávarri en el Ayuntamiento, Lalo Díez, le regaló su camiseta de comisionado de la hoguera al presidente de la Generalitat. La de su hijo, que se la entregaron también en ese momento, sí se la quedó. «Lo siento, pero esta es para mí», bromeó sonriente. No fue el único presente que le dieron ayer. Previamente le habían obsequiado con dos libros de fiestas.

A las 2.30 se puso punto y final al recorrido. Puig, Bravo y el resto de la comitiva se retiraron al hotel a descansar. Casi 20 horas después de haberse levantado, el presidente volvió a la cama. Había que descansar para preparar otra maratoniana jornada de sábado.