Miles de turistas han visitado esta semana la ciudad de Alicante, coincidiendo con las Hogueras de San Juan. En su cabeza se llevan miles de recuerdos, pero en sus maletas pocos objetos relacionados con las fiestas. Los souvenirs de Hogueras brillan por su ausencia en las tiendas de recuerdos del centro de la ciudad. Como mucho, alguna muñeca vestida con el típico traje de alicantina, camisetas o broches en forma de petardo o con la cara de una alicantina con la mantilla hechos por particulares que llevan a las tiendas para vender estos días.

Ante este pobre panorama, los turistas no tienen más remedio que acudir a los socorridos imanes o ceniceros con el nombre de Alicante estampado junto a la imagen de una de nuestras idílicas playas, aunque según reconocen desde algunos comercios especializados en este tipo de objetos sí que preguntan por recuerdos relacionados concretamente con las Hogueras.

Eso en lo que respecta al turista nacional, porque más allá de nuestras fronteras los tópicos mandan. «Los visitantes de otros países vienen buscando la clásica flamenca y el toro. Para ellos Alicante es España y no distinguen entre objetos más regionales y quieren lo que más representa a este país en el extranjero, que son los toros y el flamenco», señala Isabel Bonillo, quien regenta una tienda de souvenirs en la calle Altamira.

A la caza del turrón

Sin embargo, hay un producto típico de la terreta que los extranjeros sí aprecian cada vez más, aunque no esté relacionado con las Hogueras. Se trata del turrón. En las tiendas de souvenirs las pastillas de turrón de Jijona o de Alicante comparten espacio con toallas, llaveros o camisetas.

Los turistas, sobre todo extranjeros, se las llevan generalmente para regalar a sus familias. «Para ellos el consumo no se limita sólo a las Navidades. Se llevan el turrón para comerlo aunque sea verano y regalarlo a sus familias como un producto típico de esta zona», explican desde una tienda del centro de la ciudad.

También en el Mercado Central es cada vez más frecuente recibir a turistas interesados en llevarse a sus países manjares tan de la tierra como la hueva o la mojama. En los puestos del mercado los envasan al vacío para poder transportarlos sin problema en los aviones.