4.000 kilos de pólvora arderán estas Hogueras en la ciudad de Alicante, principalmente en las mascletàs y posteriormente en los castillos de fuegos que se lanzan desde la playa del Cocó. La Guardia Civil tiene encomendada la labor de velar porque este material se transporte y se manipule cumpliendo las más estrictas medidas de seguridad.

Cada día, tres horas antes de los disparos, dos agentes adscritos a la unidad de Intervención de Armas se desplazan hasta la plaza de Luceros para comprobar in situ que la cantidad de pólvora que se está colocando corresponde con el esquema de disparo que presentó en su momento la pirotécnica a la Subdelegación del Gobierno y con la carta de portes y el albarán de la fábrica. La clave es que no haya pólvora de más y que se cumplen las medidas de seguridad más básicas, como que haya extintores dentro del recinto y vallas de protección. Los agentes también verifican que todas las personas que están trabajando dentro del recinto de la mascletà tienen el carné de manipulación de explosivos y están dados de alta en la Seguridad Social. Los agentes pasan una hora recorriendo palmo a palmo la mascletà, anotando cantidades de pólvora y sumando para ver si todo encaja.

Al recinto también han accedido estos días los perros de la Policía Nacional entrenados para la detección de explosivos. Estar rodeados de pólvora no altera a estos canes, ya que su misión no es la de rastrear este tipo de explosivo, poco usado ya para cometer atentados terroristas. Actualmente se les entrena para encontrar otras sustancias, como el amonal o la goma 2 y ninguna máquina ha sido capaz aún de igualar el olfato de estos animales para la detección de explosivos. Tras un breve rastreo por el corazón de la plaza, la recompensa les llegaba en forma de baño en la fuente para combatir las altas temperaturas.

Miguel, que prefiere ocultar su apellido, es uno de los guardias civiles que se encargan cada año de velar por la seguridad de los disparos. En su dilatada experiencia pocas veces ha detectado un error o manipulación. «Quienes vienen aquí son empresas grandes y no se la juegan. En todo caso, hemos detectado algún año menos pólvora de la declarada. En estas situaciones, si es poca cantidad, no pasa nada. En el caso de que sea un margen muy amplio, nuestra obligación es comunicarlo a la organización del concurso por si quieren emprender alguna medida».

La ley establece que todo espectáculo en el que se vayan a utilizar más de 50 kilos de pólvora debe contar con una inspección obligatoria por parte de la Guardia Civil y un plan de seguridad, según explican fuentes de la Benemérita. Cuando se sobrepasan los 100 kilos debe haber además un plan de emergencias.

La Guardia Civil también se encarga de inspeccionar las casetas de venta de petardos, así como de los controles en carretera cuando se hace un traslado de pólvora, ya que las pirotécnicas deben comunicar obligatoriamente a la Subdelegación estos transportes de material explosivo.