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VÍA ÚNICA

El Gobierno prevé eliminar la vía única en el Corredor Mediterráneo en 2018

Fomento afirma que el próximo enero comenzarán las circulaciones en pruebas en el tramo que eludirá el cuello de botella en Tarragona

El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, recorriendo en un tren de pruebas el tramo nuevo del Corredor Mediterráneo en Tarragona, este mes.

El Gobierno prevé a lo largo de 2018 deje de existir la vía única en el Corredor Mediterráneo, después de casi 15 años de obras para completar los tramos pendientes de adaptar a características de altas prestaciones. El Ministerio anunció hace unas semanas que el próximo mes de enero se espera que comiencen las circulaciones en prueba en el nuevo trazado en la provincia de Tarragona que eliminará el recorrido actual por parte del litoral sur de esta demarcación, y que al tener una sola vía produce un cuello de botella que constriñe la capacidad de la línea y lastra de manera enorme las comunicaciones. Además, previsiblemente ese mismo año se podrá ir de Alicante a València por trazado de ancho internacional, utilizando hasta La Encina la línea de alta velocidad hacia Madrid.

De cumplirse estas previsiones, a lo largo de 2018 al fin habría un corredor de altas prestaciones entre Alicante y Barcelona, adaptado a velocidades superiores a las de las líneas convencionales, aunque tampoco «de alta velocidad» como tal, puesto que oscilaría entre los 200 y los 220 kilómetros por hora. En el caso del tramo en la provincia de Tarragona, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, estuvo a principios de este mes supervisando el desarrollo de los trabajos, que se iniciaron en 2004 y sufrieron grandes parones después, para luego retomarse aunque a un ritmo más bien lento. El tronco principal lo constituyen 47 kilómetros entre Vandellòs y la estación de alta velocidad de Camp de Tarragona, donde el corredor entroncará con la línea Madrid-Barcelona, lo cual permitirá llegar directamente a la capital catalana. Además, un ramal conectará el nuevo trazado con la red convencional, de forma que se podrá llegar a Tarragona capital -la estación de alta velocidad está a varios kilómetros de la ciudad y entre ambas no hay conexión ferroviaria-, y otro más lo hará con la línea Madrid-Barcelona en dirección a la capital de España, lo que permitiría conectar la Comunidad Valenciana con Lleida y Zaragoza.

En esta visita, el ministro De la Serna aseveró que en enero de 2018 comenzará la fase de pruebas y homologación, con lo cual a lo largo del año podría ponerse en servicio comercial. Esto supondría una reducción de los tiempos de viaje entre València y Barcelona de unos 30 minutos, aunque más que eso, si cabe, lo que destaca es que se pondría fin a un tapón histórico con el corredor, que ha costado casi tres lustros eliminar pese a su gran importancia para las comunicaciones en un área tan poblada como el litoral mediterráneo. Y es que el lento avance de los trabajos ha sido una constante; el parón de las obras durante varios años -en los que llegó a crecer vegetación sobre la plataforma, ya terminada para entonces- es la incidencia más destacada, pero tras reanudarse la construcción del trazado en 2013 su desarrollo no ha sido más rápido. Tal y como publicó este periódico en marzo de aquel año, se calculaba que la línea podría estar acabada en el primer trimestre de 2015, pero al final aún transcurrirán al menos otros tres años más.

La inversión en este tramo, que incluyendo los ramales suma 65 kilómetros, es de 650 millones de euros, según Fomento. El trazado en principio será en ancho ibérico, para tráfico mixto y adaptado a una velocidad máxima de 200 kilómetros por hora, con un intercambiador de ancho en las proximidades de la estación de Camp de Tarragona. No obstante, el Ministerio señala que a medio plazo se prevé su transformación a ancho internacional. En este sentido, desde el Ministerio se alude a la implantación «progresiva» de ese cambio de ancho, y a la vía con tercer carril existente ya en fase de pruebas entre València y Castellón. Esta última actuación, cabe recordar, se prolongó también mucho más de lo previsto y generó graves problemas en las comunicaciones a lo largo de todo el corredor. No sólo se vieron muy perjudicados los usuarios de los trenes de cercanías, sino que los viajes entre Alicante y Barcelona se alargaron en una hora durante todo el tiempo de las obras.

Alta velocidad Alicante-València

La culminación del Corredor Mediterráneo puede culminarse en 2018 con la puesta en servicio de la línea de ancho internacional entre Alicante y València. Este itinerario aprovechará la el trazado hacia Madrid hasta La Encina, y desde allí hasta Xàtiva aprovechará la doble vía actualmente en ancho ibérico. Entre Xàtiva y València hay una nueva infraestructura ya terminada pero que aún no se ha estrenado. El principal escollo entre las dos principales ciudades de la Comunidad es que el viejo trazado entre La Encina y Xàtiva, que quedó en desuso en 1997 y fue desmantelado, tiene que ser reabierto para que los trenes de cercanías y media distancia vuelvan a circular por él. Los trabajos comenzaron en 2009, pero al igual que ocurre con los que se realizan en Tarragona, van a un paso que dista mucho de la alta velocidad.

En abril, desde Adif aseguraron que este «nuevo viejo trazado» estará operativo en mayo de 2018. Si esto se cumple, quedará expedito el camino para que el tráfico de largo recorrido de Alicante hacia Cataluña discurra íntegramente por una línea de altas prestaciones. O al menos, sin cuellos de botella de vía única por medio.

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