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Alicante, una maraña comercial

La decisión del Consell de imponer otro modelo de aperturas en festivos supone otra vuelta de tuerca para un asunto enfangado en este mandato

Alicante, una maraña comercial

La apertura comercial en domingos y festivos se está convirtiendo en un auténtico enredo en la ciudad de Alicante. Sin ir más lejos, hoy impera sobre el papel una libertad horaria surgida a medias entre una sentencia judicial de ejecución obligatoria y un pacto previo a nivel local, que presumiblemente quedará anulada a partir del próximo 15 de septiembre, cuando el Consell imponga en la práctica su nuevo modelo comercial para la ciudad de Alicante, a no ser que antes se llegue a un acuerdo a nivel autonómico, porque para el local no habría tiempo, entre todos los agentes del sector en la Comunidad. Vamos, un embrollo difícil de seguir para el ciudadano de a pie.

Todo empezó, por poner una fecha concreta, cuando el tripartito dio forma a su pacto de gobierno. En el punto 10 de las «medidas a desarrollar en los primeros cien días» figuraba este reto: «Retirada de la declaración de Zona de Gran Afluencia Turística [ZGAT] al centro de la ciudad, para impedir que puedan abrir todos los domingos del año las grandes superficies del centro urbano». Dicho y hecho. Al poco de llegar, en el primer pleno ordinario del mandato, el tripartito en solitario aprobó una declaración institucional para promover la anulación de la apertura comercial en domingos y en festivos que, por entonces al igual que ocurre hasta la próxima semana, afectaba al entorno de Maisonnave.

Sin embargo, desde ese punto de partida hasta el día de hoy, resulta más que complejo realizar un recorrido por los innumerables bandazos que ha dado el asunto de la libertad comercial sin que el intento resulte un laberinto de afirmaciones y retrocesos no siempre fáciles de argumentar. La realidad es que en Alicante, salvo Guanyar (siempre inamovible en su defensa del cierre total), todos los demás grupos han defendido una versión y la contraria en no pocas ocasiones. Al frente de las contradicciones, el alcalde, que pasó de apostar con rotundidad por el cierre en festivos de Maisonnave para luego, una vez logrado un acuerdo con la única gran superficie comercial de la céntrica avenida, abanderar la defensa de la libertad total.

En la práctica, tras varias votaciones en el pleno municipal, tras convocar al Consejo Local de Comercio, tras decisiones contradictorias desde la Conselleria de Economía y tras una sentencia favorable a tres centros comerciales que reclaman su derecho a abrir en domingos y festivos, la ciudad de Alicante sigue instalada en la indefinición más absoluta en materia de libertad comercial. En una incertidumbre de la que nadie se puede beneficiar.

Hoy domingo, por ejemplo, sólo abrirán las medianas y grandes superficies del entorno de Maisonnave, que durante un periodo de este mandato también estuvieron cerradas por decisión política. En una semana, en cambio, también se unirán los centros comerciales Gran Vía, Plaza Mar 2 y Puerta de Alicante. ¿Y desde el 15 de septiembre? Esa es la fecha clave. A partir de ahí, el Consell quiere imponer su nuevo modelo comercial, que limitaría las aperturas sólo a los tres meses del verano en una ciudad que, en cambio, trabaja para desestacionalizar el turismo. Lo dicho, todo un galimatías? Y eso que la polémica en torno a los festivos había ido perdiendo intensidad.

Con el asunto aparentemente calmado, la Conselleria de Economía se ha encargado de reavivar un fuego en el que, una vez bien alimentado, siempre habrá alguna parte interesada en mantenerlo con fuerza. Y es que todos los actores, tanto a nivel autonómico como local, admiten que será imposible lograr un acuerdo unánime, ya sea para la Comunidad como sólo para la ciudad, entre comercio tradicional y potentes centros comerciales, entre empresarios y sindicatos e incluso entre partidos de diferente color unidos al frente de gobiernos. A nadie se le escapa, por echar algo más de madera a la llama, la tensa relación, que no ocultan ni en público y potencian en privado, entre las piezas políticas más visibles en este asunto: el director general de Comercio, Natxo Costa (Compromís), y el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri (PSOE). Si todo depende de que Costa y Echávarri se pongan de acuerdo, nadie duda que no habrá ningún pacto en Alicante. Echávarri exige autonomía municipal para que la ciudad decida su modelo, mientras Costa alardea de tener las competencias en materia comercial. ¿Y Natxo Bellido, líder local de Compromís? Como en otras tantas polémicas, apuesta por llegar a un acuerdo, pero ocultando por ahora su punto de partida.

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