Incendios como el de este invierno en la planta 14 del edificio La Chicharra de Alicante o el registrado la pasada madrugada en Londres suponen todo un desafío para los Bomberos, que se enfrentan a la principal dificultad de tener que elevar grandes caudales de agua a mucha altura. Una veintena de efectivos del parque de Alicante y de los Consorcios provinciales de Alicante y Valencia realizaron ayer maniobras para poner a prueba si el material y los vehículos con los que trabajan pueden hacer frente a un fuego en la planta 23 de un edificio. Es la primera vez que Alicante acoge unas prácticas de estas características.

Los ejercicios se desarrollaron en el edificio Bahía de los Pinos, en el Cabo de las Huertas, uno de los más altos de Alicante con 23 plantas. Ante la mirada curiosa de los vecinos, los Bomberos ocuparon la azotea de este inmueble y dejaron caer siete mangueras de diferentes diámetros para probar su resistencia y capacidad para propulsar el agua. En la zona del aparcamiento, un camión iba soltando caudal para testar si a 70 metros de altura llegaba con la presión que sería necesaria para sofocar un incendio. En la planta 10 del edificio varios bomberos se aseguraban de que las mangueras no causaran daños en ninguna vivienda.

«En un incendio de los considerados normales se emplean unos 150 litros de agua por minuto. En incendios de grandes magnitudes, como el de La Chicharra, se estima que se pueden llegar a alcanzar los 500 litros por minuto, que además hay que elevar a una gran altura, lo que supone todo un desafío», explica Juan Miguel Suay, jefe de Gestión Técnica del Consorcio y uno de los responsables de este curso. Los Bomberos calculan que en torno a un 20% de los siniestros a los que se enfrentan -forestales, en fábricas y rascacielos- requieren de caudales de estas características. El agua necesaria para este tipo de incendios viene determinada por una fórmula específica y se calcula en función de los metros que tiene la vivienda.

Pruebas como las de ayer han puesto de manifiesto que con el material disponible se puede intervenir con éxito en incendios declarados entre las plantas 20 y 25 de un edificio. «A más altura debemos utilizar otras estrategias, como la combinación de dos bombas o emplear los sistemas antiincendios de los edificios».

Elevar el agua no es el único problema con el que se topan los Bomberos cuando llegan a un edificio de muchas plantas, en muchas ocasiones urbanizaciones antiguas tienen muchos obstáculos para que accedan los camiones a la zona en la que se halla el fuego. «La legislación actual de 2006 no tiene carácter retroactivo, por lo que no se puede aplicar a los inmuebles construidos con anterioridad a no ser que se haga una rehabilitación», explica Lucio García, responsable también de este curso. Los edificios modernos han ido incorporando sistemas que son de gran ayuda cuando se declara un incendio, como es el caso de la denominada columna seca, una tubería que recorre todas las plantas del inmueble y que puede ser empleada por los Bomberos para propulsar el caudal de agua. Sin embargo, muchas veces estas instalaciones no se encuentran en las mejores condiciones debido a la falta de mantenimiento por las comunidades de propietarios.

Pero aunque se disponga de los medios adecuados, en este tipo de sucesos intervienen múltiples factores, muchos de ellos impredecibles. «En La Chicharra el viento y las ventanas jugaron un papel determinante a la hora de avivar las llamas», comentaba Suay. Sin embargo, lo que determina la forma de actuar ante un siniestro de esta magnitud es si hay personas atrapadas. «Lo primero es evacuar a las víctimas y después actuar para salvar los bienes materiales y en los minutos que tardes en desalojar a las personas el incendio se te puede haber ido de las manos», explica Jaime Lloret, diputado de Emergencias, que ayer asistió al inicio del simulacro.

En la mente de los bomberos que ayer se entrenaron en Bahía de los Pinos no sólo estaban incendios como el de La Chicharra, que afectó a varias viviendas y causó heridas a dos efectivos que trabajaban en su extinción. También el incendio que en la madrugada de ayer devastó una torre en Londres de 24 pisos, con muertos y heridos, fue muy comentado. «Cuando un incendio alcanza esta magnitud sólo te queda esperar que el edificio sea pasto de las llamas», afirma Juan Miguel Suay.