Todo el mundo tiene cabida en la hoguera que estos días se está construyendo en el centro social Isla de Cuba, en el barrio de Los Ángeles. Medio centenar de personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental dan forma a los ninots ayudados por vecinos del barrio, y en general, por quien desee echar una mano. Y son muchos. Casi 150 personas ya han puesto su granito de arena para poner en pie este monumento inclusivo.

La hoguera se está montando en plena calle, a las puertas del centro social. «Pasan madres con sus hijos a la salida de los colegios y no preguntan si pueden ayudar. También vecinos del barrio o personas que simplemente pasean por la zona y les llama la atención lo que estamos haciendo», señala Francisco Javier Santos, trabajador social del centro de salud de Campoamor y uno de los promotores de esta iniciativa. El monumento, que se quemará el día 23 frente al Hospital General de Alicante, estará formado por más de un centenar de ninots . «La estructura de los muñecos está hecha con cañas, el cuerpo con cartones y la cara son moldes de periódico con engrudo». Cada ninot está terminado de manera diferente, de forma que entre la galería de personajes no falta superman, un panadero, una pantera rosa, una tenista o una folclórica, sin olvidar la alicantina y el zaragüell.

La Asociación Promoción de la Cultura Inclusiva de Alicante es la promotora de esta actividad. La entidad agrupa a su vez a un buen número de asociaciones que se han unido para luchar contra el estigma que sufren las personas con discapacidad o enfermedad mental y potenciar su participación en los proyectos y actividades que otros colectivos desarrollan día a día en la ciudad, como es el caso de las fiestas.

Esta hoguera inclusiva es una de las primeras acciones de esta asociación y quienes participan en su construcción se mostraban ayer encantados con esta iniciativa. «Es muy enriquecedor compartir un proyecto de estas características con diferentes personas», señala Belinda Carbonell, presidenta de la asociación de vecinos de Los Ángeles.

A José Hernández esta actividad le está sirviendo como terapia de la última crisis que ha sufrido. «Para las enfermedades mentales hace falta más trato humano y menos pastillas, por lo que iniciativas de este tipo son muy válidas».

Santos cree que el éxito de esta iniciativa radica «en que a nadie se le pide nada por participar, lo que supone una barrera para la inclusión. Nosotros estamos en la calle y quien lo desee puede echar una mano, sin más».