La primera gran ola de calor del año, producto de una potente entrada de aire del Sahara, va a provocar que desde mañana la provincia entre en una semana marcada por el calor y el bochorno con temperaturas máximas de hasta 34 grados en el interior y de 30 en la costa, donde la brisa amortiguará un poco la sensación térmica. El calor se instala y no dará tregua ni por la noche, ya que el mercurio no bajará de los 20 grados, lo que en climatología se conoce como noches tropicales. El índice ultravioleta también será alto con lo que los expertos aconsejan precaución ante las exposiciones al sol.

Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante alerta de que "se trata de la primera ola de calor importante de esta temporada. Desde 1981 no teníamos un episodio de calor tan intenso a comienzos de un mes de junio. Ha habido olas de calor en junio estos años pasados pero más hacia la última semana de este mes. Se trata de una invasión muy potente de aire sahariano que va a durar desde el fin de semana y hasta el fin de semana de la semana que viene".

En la provincia se esperan máximas de 33-34ºC en las comarcas del interior. En la costa, el soplo de la brisa, suavizará las máximas (28-30º) pero la humedad intensificará la sensación de bochorno. Las mínimas por encima de 20º C en el litoral (noches tropicales) durante todos estos días.

Ni rastro de lluvias en la que es ya la primavera más seca de los últimos 150 años, que ha vuelto a encender todas las alarmas en la provincia de cara al abastecimiento de agua a partir del otoño, esta vez para consumo urbano, porque al cierre del trasvase Tajo-Segura se suma el que solo está garantizado el suministro hasta finales de octubre si no llueve sobre la cabecera del Tajo. La desaladoras no pueden suplir al cien por cien la falta del trasvase, lo que ratifica el fracaso del "plan Narbona", que sustituyó al proyecto del trasvase del Ebro.

Ahora, los agricultores, que empiezan a considerar la llegada de agua del Ebro una quimera, instan al Gobierno a que reorden los recursos del Tajo y el Duero, ríos que también sufren este año el azote de la sequía pero donde sigue habiendo reservas, aunque no en cabecera.