Se trata de una cita electoral decisiva para los británicos y a muchos les ha pillado de vacaciones en la Costa Blanca, principalmente en Benidorm. La premura con la que la primera ministra, Theresa May, convocó los comicios, a finales del pasado mes de abril, ha provocado que muchos de sus compatriotas se hayan visto abocados a ejercer su derecho al voto por correo y a seguir a distancia, y a través de los medios de comunicación, un proceso que será crucial para el futuro su país y también para algunos sectores clave de la provincia, como el turismo, que se sustenta en gran parte por el mercado inglés.

Hay que tener en cuenta que en esta cita electoral Reino Unido no sólo elige entre dos nombres: la candidata conservadora Theresa May o la alternativa laboralista, encabezada por Jeremy Corbyn. El dilema va mucho más allá. Lo que está en juego es el futuro de una nación a punto de romper con la Unión Europea y que, además, en las últimas semanas ha sido duramente golpeada por el terrorismo islámico. Ahora los británicos deben decidir cómo quieren irse de la comunidad económica y cómo defenderse de la oleada de ataques terroristas.

Un debate que ha llegado también a las terrazas de los bares y restaurantes de Benidorm, ciudad predilecta por el turista británico para pasar unos días de asueto. La discusión está servida en muchos de los locales de la conocida como «zona guiri».

Incertidumbre previa

Algo que llama la atención si se compara con el clima vivido en esta misma parte de la ciudad durante los días previos a otras votaciones clave para Reino Unido, como el referéndum celebrado hace ahora un año en el que los británicos decidieron abandonar la Unión Europea. «Está en boca de todos. La discusión es si es más conveniente apoyar las medidas rotundas de May a la hora de combatir el terrorismo o la alternativa más dócil de Corbyn», relataba ayer una de las camareras del Jumping Jacks, uno de los bares más emblemáticos de la zona inglesa de Benidorm.

Los acalorados debates entre una y otra opción se suceden a cada momento en los bares de la zona. El detonante ha sido precisamente el último ataque terrorista que sufrió el pasado fin de semana la capital de Reino Unido. La conmoción y las dudas sobre cómo actuar se han apoderado de los turistas ingleses que visitan estos días la Costa Blanca.

Así las cosas, mientras el «Brexit» sigue siendo uno de los ejes indiscutibles de la discusión entre partidarios de May y defensores de Corbyn, un nuevo elemento se ha colado en el debate: la seguridad nacional. Las dudas sobre qué medidas son mejores para la nación a la hora de frenar los ataques terroristas se han convertido en una parte más de la campaña y mientras muchos creen que la mejor opción es cerrar a cal y canto las fronteras otros apuntan a que endurecer las leyes en este sentido sólo provocará generar más alarma y una mayor dosis de de racismo hacia los musulmanes.

Residentes

Caso distinto es el de los residentes británicos que viven en la provincia. Algo más de 63.000 personas, según los ultimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que podrán participar en la cita electoral. No obstante, cabe destacar que «no existe un recuento específico de lo que votan los británicos en España», como explicaron ayer fuentes de la embajada del Reino Unido consultadas por este periódico.

Efectos directos

Pese a que hace ya un año que se decidió la salida de Reino Unido de la Unión Europea, de momento, este hecho no ha tenido efecto alguno sobre el sector turístico de la provincia. Más bien todo lo contrario. Los visitantes ingleses siguen llegando a Benidorm, incluso en mayor medida que en temporadas anteriores, según los datos de ocupación que vienen registrando los alojamientos de la Costa Blanca. Con todo, los empresarios hoteleros siguen con la vista puesta en 2018, cuando sí temen que empiecen a dejarse notar los primeros rastros del efecto Brexit.

En el mercado inmobiliario la cosa cambia. De hecho, la venta de casas a ingleses se ha desplomado ya un 30% en la provincia a causa del «Brexit». Así, la caída que experimentan las operaciones con ciudadanos del Reino Unido desde que se aprobara el «Brexit» se ha ido agudizando con el paso del tiempo y si durante el pasado verano, nada más conocerse el resultado del referéndum, el número de operaciones registradas en la Costa Blanca ya experimentó un descenso cercano al 17%, en los últimos meses del año la situación no hizo otra cosa que empeorar y el cuarto trimestre de 2016 se cerró con un desplome del 31,1%, de acuerdo con los datos recopilados por el Colegio Notarial de Comunidad Valenciana.