"De aquí salen alumnos muy bien preparados que después consiguen trabajos importantes en el sector del transporte marítimo y la ingeniería, pero también aprenden a convivir, establecen relaciones muy estrechas y se llevan experiencias de su recorrido por distintos países, lo que también es muy enriquecedor", explica el capitán Richard Smith, al mando del buque escuela estadounidense Empire State VI.

El barco está atracado en el Puerto de Alicante desde el pasado martes con sus 540 cadetes y el resto de la tripulación hasta completar las 625 personas (profesores, cocineros, servicio médico, peluquero) y esta escala estaba programada dentro de los tres meses de navegación que los alumnos de la prestigiosa Suny Maritime (Universidad Marítima Estatal de Nueva York) emprenden cada verano.

El sábado pondrán rumbo a Lisboa para viajar después a Palermo y terminarán sus escalas en un puerto aún por determinar ya que el Departamento de Estado les ha recomendado que por la "situación actual" no desembarquen en Reino Unido tal y como estaba previsto. Se decidirá por votación y en el lote están Mallorca y Gran Canaria. Y después cruzarán el Atlántico para regresar a Nueva York.

INFORMACIÓN ha podido subir a bordo y conocer cómo es el día a día de este buque y pese a las escalas, sus 170 metros de eslora, sus ocho alturas y sus tres cubiertas no se parece a un crucero por el Mediterráneo.

Los cadetes tienen el tiempo perfectamente medido. "En un barco con tanta gente debe haber organización y todo el mundo debe saber lo que tiene que hacer y cuando lo tiene que hacer", señala el capitán.

Los alumnos se dividen en tercios y rotan para todo. A las 8 de la mañana empieza el día y durante tres días seguidos un tercio va a clase, otro a tareas de mantenimiento y el otro a vigilancia con una hora para comer. Acaban a las 16.30 salvo quienes realizan turnos nocturnos de vigilancia.

Eso sí, cuando llegan a puerto aprovechan para bajar a tierra -también por tercios porque el buque no se puede quedar vacío- y hoy por ejemplo tres autobuses han llevado a un numeroso grupo a Benidorm.

Los que se han quedado a bordo, como los cadetes Adrian Klein, Kally Dacimo y John Gaylan tenían previsto dar una vuelta e irse de tapas por Alicante al acabar su turno. Kally forma parte del reducido grupo de chicas a bordo, que apenas llega al 7%.

"Son jóvenes y trabajan duro así que también se merecen divertirse", concede Smith.

La jerarquía se nota en los años de experiencia. Los alumnos de primer año duermen en camarotes para 120 personas, comen más tarde que sus compañeros y deben regresar antes a bordo en sus descansos, mientras que los de tercer año o seniors cuentan con algunos privilegios como dormir de ocho en ocho.

Incluso visten de colores diferentes. De caqui los de primero, de azul los de segundo y de gris los de tercer año.

El Empire State VI se botó en 1962 por lo que no cuenta con las comodidades modernas. Pero a la vez esto supone una gran ventaja para el aprendizaje de sus alumnos porque todas la maquinaria funciona de forma manual.

"Este barco va a vapor, la sala de máquinas funciona con turbinas, válvulas y sistemas de ventilación que se accionan y se reparan a mano, no está automatizado, de manera que se parece mucho a las plantas eléctricas o a muchos de los sistemas que te encuentras en tierra. De esta forma, si en un futuro trabajas en tierra te sirve y si estás en un mercante y se rompe algo también", resume Gaylan, ingeniero eléctrico senior con 75 compañeros a su cargo.

De hecho, según indica el capitán, sólo el 40% de los licenciados se embarca para trabajar, la mayoría enfoca su carrera a la industria mercante auxiliar, a consignatarías, astilleros y diversas ingenierías.

Durante estos tres meses de travesía los cadetes sólo se pueden comunicar con sus familias por mail ya que los móviles no funcionan en alta mar. A cambio tienen "barra libre" de pizza para cenar, gimnasio y posibilidad de ver películas y de leer tranquilamente en su camarote o en cubierta durante sus horas de descanso.