Mientras que una parte de la ciudad se viste para las Hogueras con sus mejores galas, otra se resquebraja. La plaza de Calvo Sotelo, elemento protegido en pleno centro de Alicante que data del siglo XIX, suma una muesca más en su lamentable estado de conservación.

Este fin de semana uno de los bloques que remata uno de los mojones que rodean el chiringuito, junto a la avenida Doctor Gadea, se derrumbó y la Policía optó por precintar nuevamente otro sector de la plaza, después de hacerlo el pasado 9 de mayo tras el desplome de una parte de la barandilla metálica que completa la valla de piedra que rodea el jardín.

El aspecto actual de la plaza supone un peligro más allá de lo estrictamente visual, ya que en su interior se encuentra una zona de juegos utilizada diariamente por niños. En relación a este tema, la Asociación de Vecinos de la zona ha dejado en multitud de ocasiones patente su preocupación y desde la concejalía de Urbanismo se espera que la rehabilitación del enclave se produzca antes del mes de agosto. «Desde luego se llevarán a cabo durante este 2017», afirman.

Miguel Ángel Pavón, edil de Urbanismo, aseguró que el proyecto de rehabilitación ya está redactado y que ahora se encuentran analizando «cómo financiarlo ya que el presupuesto actual es insuficiente». La obra prevista será de carácter integral y es considerada por Urbanismo como «prioritaria». En este sentido, la intención es que ésta sea una intervención sostenible económica, social y funcionalmente, aunque para ello sería indispensable modificar el presupuesto. Además de la restauración de la plaza de Calvo Sotelo, también se pretende reparar la plaza del Progreso, situada en el barrio de Tómbola, así como el muro del panteón de Quijano; este último, de la misma época que Calvo Sotelo aunque en mejor conservación.

Pavón aseguró que «este es el resultado de un abandono de mucho tiempo de la plaza y ahora el problema nos ha tocado a nosotros». Sobre este asunto, el vicealcalde de Alicante comentó que «los informes de los técnicos que evaluaron la plaza revelan que los materiales son de mala calidad. En muchas zonas parece piedra, pero en realidad es hormigón armado». «Las últimas reparaciones (que se realizaron en 2002) no solucionaron realmente los problemas», lamenta.

Un lugar polémico

El acordonamiento de los muros que protegen la plaza de Calvo Sotelo tras los recientes derrumbes no ha sido el único altercado que ha protagonizado uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad durante el último año. Las fuertes lluvias del pasado mes de octubre hicieron que una rama de olmo de grandes dimensiones cayera, milagrosamente, sin impactar con ninguno de los niños que había jugando. Además, la plaza también fue uno de los focos donde la Ley de Memoria Histórica tuvo mayor oposición por parte de vecinos y comerciantes, que activamente protestaron recogiendo firmas y pegando carteles tras efectuarse el cambio de nombre a plaza de la Puerta de San Francisco a principios de año. El enclave recuperó la denominación de Calvo Sotelo en marzo tras un auto judicial.