La titular de Sanidad Universal y Salud Pública está convencida de que hay que trabajar de lleno por la sanidad pública y universal. Tiene el listón alto y los objetivos muy claros.

¿Cómo es la salud de la sanidad pública valenciana? ¿Tenemos la que nos merecemos?

La sanidad valenciana es hoy más fuerte que ayer porque tenemos más presupuesto, el más alto de toda la historia con 6.084 millones de euros. En los dos primeros años de la anterior legislatura hubo recortes de 550 millones de euros y en los dos primeros años hemos aumentado el presupuesto en 596 millones. Estamos más fuertes, la sanidad es una prioridad y estamos recuperando derechos.

¿Tiene la sanidad los medios que necesita?

Seguimos necesitando una financiación justa para la Comunidad Valenciana. Veinte meses no dan para recuperar la obsolescencia de 20 años. En materia de personal hay una convocatoria pública de 3.600 plazas. Se ha firmado un pacto por la estabilidad. Se ha reducido la tasa de temporalidad del 37,5% al 25% y nuestro objetivo es dejarla en menos del 10%.

Cuando llegaron hace dos años se marcaron como reto dignificar las infraestructuras sanitarias, pero Alicante tiene pendientes centros de salud y un tercer hospital, ¿van a acometerlos?

Hay que hacer un análisis porque hay reivindicaciones vigentes y otras que no. Hemos puesto en marcha un plan de dignificación y hecho una apuesta por reducir la obsolescencia. Hay que dignificar lo que tenemos, no apostar por nuevas obras faraónicas con la construcción de hospitales. Es más sensato tener la mejor tecnología que salva vidas y la mejor atención primaria. No es el momento de las grandes construcciones que consumen el presupuesto. Hemos puesto en marcha los puntos de atención sanitaria en Alicante y Elche.

No se plantea un tercer hospital para Alicante.

Dentro de las prioridades y con los recursos limitados estamos fortaleciendo lo que tenemos, invirtiendo en los hospitales que tenemos más que hacer proyectos nuevos. De momento hay que solucionar el presente.

Los profesionales advierten diferencias entre hospitales a pesar de que no hay tanta entre el número de pacientes.

El plan de dignificación de infraestructuras se desarrolla simultáneamente. No estamos privilegiando a ningún hospital. Nuestra estrategia es que todos los departamentos trabajen de manera simultánea. El Hospital de Sant Joan recuperará el espacio que perdió. Nuestro objetivo es que todo mejore y todo el sistema trabaje en red porque es mejor para los pacientes.

Pero hay centros que se siente agraviados.

El agravio es histórico en todos los departamentos. La estrategia del PP era tener una o dos puntas de lanza y el resto sobrevivía y lo hemos cambiado. Todos los departamentos son importantes. Una inversión de 21,8 millones para este departamento (Hospital Sant Joan) significa que la apuesta es grande.

¿Cree que es suficiente el dinero que se destina a investigar?

Trabajamos mucho con fondos europeos. Hemos aumentado un 6% la dotación para investigación en la Comunidad Valenciana, pero sigue siendo necesario que haya más fortaleza. Tenemos la ventaja de que nuestros investigadores son muy buenos y tenemos que intentar poder ofrecerles unas condiciones laborales lo suficientemente estables para que puedan permanecer en su tierra. Y buscar fondos que nos permitan seguir adelante los proyectos. Lo urgente a veces tapa lo importante, que es atender todos los días a los pacientes. Como los tratamientos de la hepatitis C, es mucho dinero, pero son pacientes que están dentro del sistema. Hemos hecho un esfuerzo presupuestario en enfermedades raras con 4,7 millones de euros. Y estamos haciendo esfuerzos para que Alicante tenga su propio centro de investigación.

Ha manifestado públicamente no ser partidaria de una nueva facultad de Medicina en la Universidad de Alicante.

Merece una reflexión, porque no se trata de tener una universidad más o menos, el destino de muchas personas depende de que esta decisión se tome de forma sensata. Hay números clausus, vemos profesionales sanitarios que cada vez salen más de España. Hay que hacer una reflexión de cuántos médicos necesitamos formar y cómo garantizar su labor, porque formarlos para que tengan que salir es un coste en impuestos y como exilio forzoso no es deseable.

¿Cómo afectan los crónicos al sistema sanitario?

Ya vemos los efectos de la cronicidad. Muchas enfermedades que antes no tenían esperanza de vida ahora la tienen. En algunos cánceres la supervivencia es del 80%. Estamos haciendo un esfuerzo por adaptarnos a la cronicidad. La apuesta por la atención primaria va en esa línea. Todo el esfuerzo en oncología es la adaptación al presente y al futuro.

El PSOE se opuso tajantemente al cierre por las tardes en verano de los centros de salud, y ahora ustedes, después de abrirlos el año pasado, también los van a cerrar.

Ha cambiado una cosa. El año pasado no había alternativa y se abrieron porque no había puntos de atención sanitaria. Ahora tenemos uno más en Elche y otro más en Alicante. Habrá seis lugares de atención de tarde-noche. Tendremos la atención por la tarde sin tener que abrir los centros de salud. Es suficiente y adecuado porque concentramos los recursos y habrá un refuerzo de personal.

La lista de espera aún es de 60.000 personas.

La hemos reducido 11 días, motivo para seguir trabajando. Romper la tendencia, decir la verdad, no poner cortapisas por lo menos marca que la dirección es la correcta, ahora falta más velocidad. Nos hemos encontrado departamentos con bolsas ocultas, ahora hay más pacientes porque no cerramos agendas. Es más honesto gestionar así. Hacemos autoconcierto y la tendencia ya se ha cambiado.

Eliminaron el copago a jubilados con rentas bajas, pero aún hay sectores vulnerables que pagan por sus medicinas.

Hemos eliminado el copago a 325.450 personas hasta marzo de 2017 en la provincia y 51.000 son menores. Personas con diversidad funcional, pensionistas y menores asociados a una tarjeta sip de una persona con ingresos inferiores a 18.000 euros. Funciona, porque el abandono de tratamientos ha disminuido un 34%, es la demostración de que el copago pone en riesgo la salud de pacientes que van a enfermar o van a descompensar su enfermedad crónica y la sanidad tiene que destinar más recursos.

¿Volverá el Hospital de Dénia a la sanidad pública esta legislatura?

Estamos trabajando junto a la Conselleria de Hacienda, conversando con DKV, buscando la manera de revertir el contrato. No es como en Alzira que había finalización de contrato, requiere otras características más de voluntad de las partes. Voluntad política hay porque el President así lo ha expresado, pero no hay fecha. El contrato acaba en abril de 2023. La hoja de ruta general es ir finalizando contratos, no se puede revertir previamente.

¿Veremos desaparecer el plan de choque?

Nuestra filosofía es hacer lo máximo con nuestros propios medios. Intentar hacer más dentro de la sanidad pública, mientras lo necesitemos lo utilizaremos.

¿Qué papel juega la sanidad privada en el universo sanitario valenciano?

De complemento. La sanidad pública y la privada coexisten. Nuestra obligación es que los impuestos se sustancien en una sanidad pública, universal y de calidad.

Cada vez más personas se hacen un seguro privado, ¿qué falla?

No falla nada, como complemento tiene un espacio. Lo que no puede ser es lo que pasó, que por la vía de los hechos se llevó al 20% de la población a un régimen de concesión administrativa. Una atención integral que se desenganchaba del sistema sanitario, es el conocido como modelo Alzira. Yo tengo que garantizar los derechos. Cuando los procesos son graves todos nos sentimos más seguros dentro de la sanidad pública valenciana.

¿Qué opina de los movimientos que abogan por la muerte digna?

Desde que llegamos al gobierno estamos trabajando elaborando un proyecto de derechos y garantías que hablan de la muerte digna y cuidados paliativos. Una apuesta valiente por que el paciente tenga una habitación en los últimos días, que pueda elegir qué técnicas usar cuando el proceso ya es irreversible. Y sobre todo poder decidir cómo quiere finalizar sus días. Ha sido una ley muy participada. Queremos que los mismos mimos que recibe una persona al nacer los tenga también hasta el final de la vida. No legislamos sobre la eutanasia, pero sí articulamos las garantías para que el paciente decida qué tratamientos va a recibir y que no haya encarnizamiento terapéutico, que dé seguridad al profesional, y que tenga garantías de poder morir en paz y sin dolor.

¿De qué se siente más satisfecha en estos dos años?

Hemos recuperado derechos, apostado por la universalidad, ayuda al copago, los más de 9.000 tratamientos de la hepatitis C cuya alternativa era el transplante o sin alternativa con un 97% de efectividad. Me gusta pensar que los impuestos que pagamos son para salvar vidas. Me siento orgullosa de la sanidad pública. Nuestra hoja de ruta: pública, de calidad, y equitativa. Queremos que lo sepan los profesionales que para este gobierno su trabajo es muy importante, gracias a ellos durante los peores años de recortes la sanidad salió a flote. Por eso hay que ofrecer los mejores equipamientos y tecnologías.

¿Cuál es su reto?

Tenemos por delante la cuestión de la salud mental que ha estado olvidada en la agenda institucional y política. Y quiero ver aprobada la ley de derechos y garantías del final de la vida. Y seguir construyendo equipo. Hay muchas personas que tienen fe en la sanidad pública valenciana.