Ayer se hizo evidente que entre los alicantinos había ya ganas de vivir una mascletà. Quizá, incluso, que si hubiera un espectáculo de este tipo cada sábado resultaría un éxito. Media hora antes, el entorno del perímetro desde el que se realizó el disparo ya se encontraba abarrotado. Nadie quería perdérselo y, sobre todo, dejar de ocupar un buen sitio para tener la mejor vista posible.

En los alrededores, el ambiente era comparable al de cualquier mediodía de Hogueras; todavía no hay instalado ningún racó, pero algunos bares de la zona sí sacaron barras al exterior e incluso había personas comiendo en la calle. Y sobre todo, una gran multitud de viandantes en todo el entorno. El cierre al tráfico de un perímetro amplio hizo ver, en los minutos previos, los ríos de gente dirigiéndose hacia la avenida de la Estación habituales en las jornadas álgidas de la Fiesta, así como los distendidos corrillos posteriores. Hoy es previsible que estas imágenes se repitan, salvo que la amenaza de lluvia finalmente se cumpliera y el mal tiempo impidiera disfrutar de la mascletà previa a las Hogueras con la misma intensidad con que se hizo ayer.