Las investigaciones más recientes y punteras en innovación educativa ponen el acento en las graves carencias que arrastran en su formación quienes tienen sobre sus hombros el peso de la educación de los ciudadanos del mañana, los maestros.

La ausencia de vocación por esta profesión, confesada por cerca del 40% de los estudiantes que desembocan en las facultades de Educación, unida a déficits de partida sobre el modo en que han adquirido las competencia lingüística del idioma, o la ansiedad que provocan las matemáticas en más del 90% de ellos, desembocan en «graves problemas de aprendizaje» que después se van a transmitir en las aulas.

Buena parte del medio millar de las comunicaciones científicas que se exponen desde ayer en la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, fruto de la celebración conjunta del Congreso Internacional Innovaestic 2017 y la XV edición de las jornadas de Redes de Investigación en Docencia Universitaria, revelan la «profunda contradicción» existente entre las innovaciones pedagógicas que no cesan y «la realidad del aula que han abandonado los estudiantes de primer curso de cualquiera de los grados que se imparten en Educación», como subrayan María Teresa del Olmo y Felipe Güemes.

«La incomprensión de conceptos y términos lingüísticos por parte de nuestros alumnos, comportan consecuencias de gravedad muy considerable -sostienen-. Es un problema de base que los futuros profesores desconozcan los contenidos, siquiera en el mismo nivel que tendrán que impartir en un breve periodo de tiempo», aseveran.

Desajuste

El desajuste percibido por los expertos investigadores en el aprendizaje que arrastran los futuros maestros «les impide llevar a cabo las reflexiones didácticas necesarias para su futura labor docente» abunda el catedrático de Didáctica Díez Mediavilla.

La clave para revertir el desolador diagnóstico en el que coinciden los investigadores también apunta a un mismo objetivo: «Profundizar en la enseñanza de las destrezas básicas y de las habilidades de comunicación escrita y oral por parte del alumnado de Primaria. No se puede enseñar aquello que se desconoce», sentencia Vicente Clemente.

Los conocimientos de la técnica lingüística resultan, pues, «innegociables» para los investigadores del ámbito educativo. Habla, escucha, lectura y escritura son totem que contribuyen a una formación docente de calidad.

Dominar la enseñanza de la alfabetización en idiomas como el inglés, es por tanto premisa que los expertos exigen de los futuros maestros, para que los programas plurilingües puedan ser realmente efectivos y tener éxito en la posterior enseñanza de lenguas a los más pequeños, mencionan Fernández Molina y Myriam Cherro.

Y para contrarrestar la «ansiedad matemática», y que el que enseña no la transmita a su vez a los alumnos, Parodi y Sola proponen incluir en Magisterio «herramientas para el control emocional» .

Tecnologías

El empleo de las tecnologías para desarrollar el pensamiento crítico también resulta esencial en el futuro docente. Los investigadores apuestan por introducir en el currículo tanto la Ciencia como las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones «para mejorar el desempeño de los futuros graduados en la calidad de la enseñanza», como destacan Alba Guzmán, Diana Oliveros y Mauricio Mendoza, de la Autónoma de Bucaramanga en Colombia.

La variedad de disciplinas, técnicas y herramientas en la formación del maestro se impone, pues, en la innovación educativa, como señalan desde México Maria Fernanda Esqueda y Gustavo León. Les preocupa «cómo se está educando a los futuros interdisciplinarios», como llaman a los docentes en ciernes.

La formación «insuficiente» en competencias audiovisuales se reseña igualmente entre los déficits del alumnado del grado de Maestro. Los científicos perciben el uso del vídeo -no más de cinco minutos- y del cine como herramientas didácticas de primer orden, pero acoplando contenido, pedagogía y tecnología en su justa medida, como especifican Betancur, Sánchez y Richard Rey.

Lamento

El propio vicerrector de Calidad e Innovación Educativa de la UA, Francisco José Torres, durante la inauguración de este encuentro internacional que reúne en Alicante a cerca de un millar de los mayores especialistas en la educación, dejó caer su pesar ante el hecho de que «en cien años, los modos de enseñar no han evolucionado más allá de los cambios tecnológicos».

Torres recordó que hace 25 años dejó las mismas aulas que ahora tienen el cañón conectado al techo, aire acondicionado y, como mucho, tizas hipoalergénicas, pero apenas variaciones en la estructura de la docencia. De ahí que la directora del Instituto de Ciencias de la Educación de la UA, Rosabel Roig Vila, destaque que la pretensión de estas jornadas es «dar protagonismo a los participantes para llegar a la pretendida innovación educativa», reflexión que hace suya el decano de Educación, José María Esteve.