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Faros, los ojos de la costa

Cinco torres de la provincia se integran en un catálogo del Ministerio de Cultura para su promoción como joyas del patrimonio

Faros, los ojos de la costa

Cualquier capitán, sea de un mercante, crucero o yate, sostiene, en pleno siglo XXI, que pese a los avances tecnológicos los marinos no respiran hasta ver la luz de un faro. Unas construcciones, ligadas a naufragios e historias de piratas del siglo XVIII pero que, trescientos años después, siguen siendo infraestructuras clave para garantizar una navegación segura. El Ministerio de Cultura ha elaborado un catálogo con los faros de España que tienen valor patrimonial relevante y en el que se reconoce el valor de cinco faros ubicados desde 1854 en la costa de la provincia.

Junto al de Tabarca, único que conserva la construcción de hace 163 años, han sido seleccionados los faros de Santa Pola, Punta Albir, La Nao y San Antonio. De los 191 faros en servicio en España, 130 poseen valor patrimonial relevante desde el punto de vista tecnológico, arquitectónico y social, y entre ellos los alicantinos.

El objetivo del estudio es fomentar el conocimiento, mejorar la protección y permitir la conservación de un sector del patrimonio industrial como son los faros. No todos están protegidos y en la provincia de Alicante, salvo el de Tabarca, solo los que están en los puertos gozan de la protección de la Generalitat.

En el trabajo se recogen los valores intrínsecos del faro, como su importancia testimonial, singularidad, representatividad tipológica, autenticidad y el grado de integración en su entorno. También se han destacado los valores patrimoniales: histórico, social, artístico, tecnológico, arquitectónico y territorial. Finalmente se abordan valores de viabilidad, como por ejemplo la posibilidad de una actuación integral, el estado de conservación, gestión y mantenimiento, y la rentabilidad social y la situación jurídica.

La historia del faro como elemento de seguridad marítima ha estado ligada a la navegación, con la finalidad de señalar la ubicación de tierra firme. Desde la antigüedad, a través de las hogueras, se han empleado diversos procedimientos para cumplir este finalidad hasta la electrificación de los faros, en especial a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, con la utilización de lámparas que consumían distintos combustibles, con señales ópticas que permitían focalizar la dirección del haz de luz, y con sistemas de rotación que han pasado del flotador de mercurio hasta los platos magnéticos.

Muchas de las torres actuales datan de la España de 1847, cuado el Gobierno decidió la construcción de 150 torres con el Plan General de Alumbrado Marítimo. Siglo y medio después, la mayoría de ellas sigue alumbrando desde los acantilados. Desde 1950 la automatización ha sido progresiva y se han ido sustituyendo los viejos sistemas puramente mecánicos por instalaciones eléctricas cuya mayor diferencia es si toman la energía de la red general o de instalaciones fotovoltaicas propias.

El abandono fue progresivo hasta que en los 90 el Gobierno declaró el cuerpo de funcionarios en extinción y entregó las llaves de los faros a los ingenieros portuarios. Algunos técnicos decidieron seguir habitando las viviendas, aunque en la actualidad apenas una treintena siguen ocupadas, entre ellas en las que viven tres fareros que quedan en la provincia.

Faro Nueva Tabarca

El faro original ha perdido su función para señalar la isla de Tabarca, escenario de muchos naufragios en los siglos XVII y XVIII. El proyecto se redactó en 1847 con un edificio principal (viviendas y almacén), en dos alturas, con una planta cuadrada de 12,85 metros de lado. En su día se plantó darle un uso hosteleros pero final no se aceptaron las propuestas.

Faro de Santa Pola

El faro posee connotaciones históricas relevantes. El proyecto original constaba de un edificio principal (viviendas y almacén), en una altura y planta rectangular previsto para el servicio de un farero. La lámpara se alza 152 metros sobre el nivel del mar. Posee un valor destacado por su interés histórico (Plan de 1847) y arquitectónico.

Faro Cabo San Antonio, Xàbia

Ubicado en la punta más cercana a Ibiza desde la península (Cabo San Antonio), se complementa, como ayuda a la navegación, con el de Sa Conillera. Se construyó en 1861 y consta de un edificio para vivienda y almacenes en una altura, y planta rectangular para el servicio de tres torreros. La lámpara está a 175 metros sobre el mar.

Faro Cabo La Nao (Xàbia)

En este faro se instaló por primera vez en España un sistema de giro por acetileno. Su ubicación es clave entre la península y las Baleares. La óptica y el sistema de giro provienen del faro de la isla del Aire. Consta de un edificio principal en una sola altura y planta rectangular con patio central abierto.

Faro Punta Albir (L´Alfàs del Pí)

El faro se enciende a instancias de los comerciantes. Cuenta con un edificio principal en una altura y planta rectangular previsto para el servicio de dos torreros, y un alzado de torre de 8 metros sobre la cota del solar. La lámpara se alza 112 metros sobre el nivel medio de la mar. Pertenece al plan de 1847 y es uno de los iconos turísticos de la Marina Baixa.

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