Propulsora de los servicios sociales en el Ayuntamiento de Alicante y referente vecinal en la ciudad, con especial reconocimiento en el barrio de La Florida, «donde era toda una institución». En definitiva, toda una vida en el frente de batalla para mejorar las condiciones de vida de los alicantinos.

Familiares y amigos dieron ayer el último adiós a la exconcejala socialista Pilar Castillo Espadas, que formó parte, de 1979 a 1987, de los dos primeros mandatos de José Luis Lassaletta en el Ayuntamiento de Alicante. A los 76 años de edad, la exedil falleció la noche del pasado sábado tras una larga enfermedad contra la que llevaba años luchando. Tras pasar por el quirófano en una delicada intervención, cuentan sus amigos, Pilar volvió a exhibir en sus últimos años de vida la energía que siempre la había caracterizado y que no perdió en realidad hasta hace apenas unos meses.

Viuda y madre de dos hijos, Pilar Castillo no sólo luchó por mejorar los servicios sociales en su ciudad, sino que también trabajó para la Diputación y para el Ayuntamiento de l'Alfàs del Pi, según explica uno de sus amigos más cercanos, Antonio Fernández Valenzuela. «Hay que recordarla como una gran batalladora. Siempre tuvo mucha fuerza, era puro nervio», relató el expresidente de la Diputación, quien desveló que, en el Ayuntamiento, sus compañeros la conocían como «sor Pilar», por lo «entregada» que siempre estaba a la gente. Su pasión, recuerdan, era luchar para mejorar la vida de los alicantinos.

Entre las personas que acudieron ayer al Tanatorio de La Siempreviva estuvo el actual alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri. «Siempre ha estado muy involucrada con el partido. Antes de las elecciones estuvo presente en varios actos de la campaña y me dijo que tenía un sueño: volver a ver a un socialista al frente del Ayuntamiento», añadió ayer el regidor. Tal era el compromiso de Pilar Castillo con su partido que pidió que una bandera que conserva la agrupación socialista cubriese su féretro. Pero no cualquiera: «La original, la de la pluma y el yunque». Y así fue.