Los problemas de seguridad primero y después la crisis llevaron a la Explanada a vivir unos años de letargo, con negocios que echaban el cierre y locales que se vaciaban.
Sin embargo, el emblemático paseo comienza a levantar cabeza y actualmente sólo dos de su casi medio centenar de locales permanecen cerrados -uno de ellos en venta y el otro se alquila- y los precios que se pagan por abrir un negocio aquí son astronómicos. Como ejemplo, hace unas semanas se subastó un local de 123 metros cuadrados propiedad del Ministerio de Defensa por más de 500.000 euros, multiplicando por tres el precio de salida, según se detalla en la web addmeet.com, portal donde el Ministerio de Defensa publicita sus subastas. La intención del comprador, un grupo turístico de Benidorm, es alquilarlo para su uso comercial.
«El precio de los alquileres en la Explanada es muy elevado y puede rondar los 6.000 euros al mes en la zona de mayor afluencia turística, que es la que discurre entre el final de la Rambla y la Puerta del Mar», señala Gloria Pascual, agente de la propiedad inmobiliaria, quien lleva años trabajando en esta zona de la ciudad. De esta forma, la Explanada se cotiza más que otras arterias que en estos momentos tienen un gran tirón comercial, como la calle del Teatro o Castaños, «donde los alquileres de locales comerciales rondan los 3.000 euros», aunque menos que Maisonnave, donde por un local comercial se pueden llegar a desembolsar unos 15.000 euros mensuales.
Para Pascual, en la recuperación de la Explanada han tenido mucho que ver el fin de la crisis, el aumento de la seguridad y el cambio de perfil de las personas que transitan por esta arteria.
Cambios que han atraído también aire fresco al tipo de establecimientos del paseo, hasta ahora muy enfocados a la hostelería y a los turistas. Así, en los últimos meses han abierto sus puertas otros negocios, como un supermercado, un salón de juegos, una clínica dental, una tienda de bolsos y dos de recuerdos. Sin embargo, el grueso de la actividad comercial de esta zona sigue siendo la restauración.
Pese a esta recuperación, muchos hosteleros denuncian que sigue habiendo una Explanada «rica» y otra «pobre», esta última la que discurre entre el final de la Rambla y Canalejas. Los hosteleros de esta zona se quejan de que el negocio apenas les permite mantener a sus familias y tienen una larga lista de reivindicaciones. «Arreglaron la otra parte de la Explanada y esta se quedó sin hacer. La limpieza y la iluminación también dejan mucho que desear», lamenta Higinio Córcoba, vicepresidente de la Asociación de Hosteleros de la Explanada.
Entre otras medidas, este colectivo pide que se elimine la parada de autobús que hay a la altura del Hotel Carlton. «Esa zona de asfalto divide en dos el paseo y hace que la gente que viene andando desde la Puerta del Mar piense que la Explanada se acaba ahí y suba hacia la Rambla», señala Córcoba.
