La Guardia Civil ha abierto una investigación en el servicio de reprografía ubicado en la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, a raiz de la denuncia interpuesta por el presidente de la Asociación Provincial de Libreros por entender que se hacen «fotocopias ilegales de libros completos», precisa José Antonio López.

Los agentes se han incautado de gran cantidad de material, ordenadores, discos duros, ejemplares y pendrives.

Los dos libros que en concreto se citan en la denuncia como fotocopiados íntegramente son obra de varios profesores de la propia facultad, entre ellos el catedrático Juan Luis Castejón, a quien los agentes tomaron declaraciones tras la apertura de diligencias por este caso. «Psicología de la Educación», y «Trastornos del aprendizaje y del desarrollo en Infantil y Primaria» son las obras que figuran en la denuncia.

«No doy clase en estas materias pero compañeros docentes me dicen que el libro, que tiene hasta catorce autores y yo únicamente coordino, parece que lo tienen fotocopiado el 90% de los alumnos», señala el catedrático.

Los profesores confiesan sentirse impotentes ante una situación que no es nueva. Los que deciden fotocopiar libros son los propios alumnos, e incluso durante la época de los recortes económicos llegó a convertirse en una práctica que auspiciaban incluso profesores en los institutos de Secundaria porque muchos alumnos no podían pagárselos.

«El daño que se hace con esta práctica no es económico», puntualiza Castejón, «sino moral e intelectual, porque si el libro original no se vende, la editorial nos dice que no se puede seguir editando, cuando lo que nosotros hacemos con los ejemplares que la editorial nos envía cuando hay ventas es remitirlos a otras universidades con las que colaboramos». El catedrático hace estos intercambios con Murcia, Valladolid, Valencia, Chile y Méjico, entre otros centros. Juan Luis Castejón valora, tal y como le han comentado otros compañeros de la facultad, que «es el colmo que esto suceda en nuestra propia casa, en nuestras narices».

El denunciante, José Antonio López, propietario a su vez de otra copistería en el campus, asegura que su denuncia no busca «ningún ánimo de lucro, sino que se acabe con esta práctica».

Por su parte Francisco Giménez, gerente del servicio de reprografía denunciado, Limencop, otra concesionaria de la Universidad de Alicante, confía en que el juzgado sobresea la denuncia porque, según asegura, «ni compramos, ni alquilamos ni descargamos libros. Profesores y alumnos depositan sus pendrive con las hojas y textos que quieren fotocopiar y si se ha fotocopiado algún texto es porque se ha incluido por el cliente».

Fue llamado a declarar esta misma semana y Giménez subraya que por la especiales características de los trabajadores de la copistería, con discapacidad intelectual, el servicio tiene como regla «no fotocopiar ni siquiera el 10% de textos que permite la ley. Lo que haya sucedido ha sido con absoluto desconocimiento de los trabajadores», afirma. Admite, no obstante, que «el desconocimiento no exime del cumplimiento», y que, tal y como dicho al juzgado, «Limencop vela porque no sucedan estas cosas y se mira con lupa cualquier petición de fotocopias».