El simulacro de emergencias llevado a cabo en el IES Leonardo Da Vinci para las prácticas de los alumnos de FP ha sido tan real que incluso se han recibido llamadas al periódico de vecinos ajenos a la escenificación para alertar del humo que se veía a distancia.

Todo estaba preparado, y bien preparado. Explotó una bombona de gas butano en un taxi antiguo, que a su vez provocó explosiones secundarias, y de ahí al colapso y la rotura del forjado exterior solo hubo un paso.

Los atrapados en el vehículo favorecieron la práctica de la excarcelación, otros amputados y quemados obligaron a actuaciones inmediatas sobre el terreno, una "embarazada" con inicio de contracciones también dio paso a su necesaria estabilización y, para rematar la credibilidad del suceso, hubo hasta muertos (cuatro alumnos y cuatro profesores).

Los estudiantes tuvieron que llevar a cabo todos y cada uno de los pasos que implica en la vida real una situación de emergencia máxima, e incluso recibieron la visita de autoridades a tenor del número de "fallecidos".

Bomberos y sanitarios trabajaron codo con codo con los alumnos desde el principio al final, sin dejar ningún cabo suelto.