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Los regantes del Trasvase negocian comprar agua del Júcar tras el cierre del Tajo

José Andújar, vicepresidente del Sindicato, advierte que la situación es «agónica»

Los regantes del Trasvase negocian comprar agua del Júcar tras el cierre del Tajo

La falta de agua para riego en la provincia de Alicante, dada la delicada situación de la cabecera del Tajo, ha llevado a los agricultores que reciben los caudales del trasvase a buscar recursos de forma desesperada y, paradójicamente, se ha abierto una negociación con la valenciana Acequia Real del Júcar, pese a que la cuenca que tradicionalmente se ha negado a dar agua de calidad a Alicante (Júcar-Vinalopó), tampoco atraviesa por su mejor momento.

«La situación para las comunidades que reciben agua del Tajo es agónica porque estamos ya en trasvase cero y lo único que podemos pedir es que la Administración sea diligente y ágil. Nos prometieron que la desaladora de Torrevieja estaría para paliar estas situaciones y ahora nos encontramos con que sólo nos garantizan este año 22 hm3, cuando se diseñó para 80 hm3", subrayó ayer José Andújar, vicepresidente del Sindicato de Regantes del Tajo-Segura. El momento es muy delicado porque tampoco se puede recurrir a las comunidades de regantes de Castilla-La Mancha (si cedieran agua les quitarían la PACA) y las tres pequeñas de Madrid sólo garantizan el envío de 8 hm³. «Falta por activar los pozos del Sinclinal pero no más de 25 hm³, aunque esperamos es que si todo empeora pueda aumentar la extracción de agua», subrayó Andújar.

El avance de la sequía en la cuenca alta del Tajo -ayer los embalses de Entrepeñas y Buendía almacenaban tan sólo 372 hm³- ha comenzado a poner a los agricultores en una situación límite ante la falta de agua para afrontar en condiciones la temporada de verano y el resto del año en el que será difícil que pueda derivarse una sola gota desde el Tajo, a no ser que se produzca una autorización extraordinaria del propio presidente Mariano Rajoy.

Los regantes necesitan un caudal mínimo de 150 hm³ hasta final de año y a día de hoy solo tienen garantizados los 22 hm³ de la desaladora de Torrevieja, ya que nada se sabe de los 25 hm³ de los pozos de sequía del Sinclinal de Calasparra y sigue sin recibirse ha autorización para la compra de 8 hm³ a la comunidad madrileña de Estremera. En el sector comienza a hablarse se movilizaciones si el Ministerio de Agricultura continúa sin mover ficha y no activa la cláusula del Memorándum del Tajo para liberalizar el mercado del agua o, lo que es lo mismo, que los agricultores puedan comprar caudales en otras cuencas sin esperar a recibir la autorización oficial. Un panorama desolador que contrasta con la situación de los regadíos tradicionales del Segura, que no van a tener problemas tras el invierno lluvioso en la cuenca.

El Ministerio de Agricultura ha recortado desde 2016 casi a la mitad el envío de agua de Tajo a la provincia en plena sequía al pasar de los 38 hm3 mensuales que hubieran correspondido con las antiguas normas de explotación, en vigor hasta el pasado octubre, a los apenas 7,5 hm3 que se aprobaron en el último trasvase.

Alicante se juega más de mil millones de euros al año (casi 167.000 millones de las antiguas pesetas) de la producción hortofrutícola que depende del trasvase. El agua del Tajo es irrenunciable y no se puede sustituir por la desalada, ocho veces más cara. En concreto, Alicante exporta todos los meses a Europa, norte de África toneladas de frutas y verduras, cereales, azúcar, café, cacao, carne, lácteos, huevos, carne, semillas y frutos oleaginosos, piensos y hasta tabaco, imposibles de producir sin el agua del Tajo. La facturación mensual de la exportaciones oscila entre los 85 y los 90 millones de euros.

La macroplanta de Torrevieja solo produce entre 20 y 25 hm3 y al margen de esta posibilidad solo quedan los pozos de sequía de Calasparra. Los que peor lo tienen son los agricultores, ya que por ley lo primero que se garantiza es el suministro de agua para la ciudades. Muchas comunidades de regantes están negociando por su parte la compra de agua a agricultores de Madrid y del Júcar, únicas cuencas que tienen conexión con la provincia, pero el tema es delicado porque necesita autorización final del Ministerio de Agricultura, ya que el asunto sigue sin regularse.

El problema es grave pero a partir de junio será peor y el tema pasará ya a manos del propio presidente, Mariano Rajoy, al superarse la línea roja. El último precedente de un trasvase del Tajo con las reservas agotadas hay que buscarlo en 1995, cuando el gobierno socialista de Felipe González aprobó la llegada de un riego extraordinario saltándose la ley. Entonces no había ni desaladoras. Mientras, la falta de infraestructura de transporte Marina Baixa-Vega Baja provoca el vertido diario de miles de litros al mar.

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