Fernando Sanz se construyó aquí una casa hace diez años como segunda residencia para escaparse de vez en cuando de Alicante «y desde entonces, aquí estamos viviendo», afirma. Actualmente vocal de la Asociación de Vecinos El Eco de Bacarot, Fernando justifica su decisión porque «hay tranquilidad, ambiente rural, el campo está a mano y uno puede andar a diario en un entorno muy agradable y muy cerca de Alicante». Precisamente, acaba de llegar de andar, con su caña y su gorra, cuando acompaña a este diario por el nucleo principal de la pedanía junto al presidente de la Asociación de Vecinos, Ernesto Blasco, él sí originario de la partida, quien, orgulloso, recuerda cuando su abuelo le contaba que durante la Guerra Civil «llegó a tener hasta a 60 personas escondidas en su casa que huían de los bombardeos de Alicante por el Camino Viejo hasta aquí». A esa triste procesión de huidos los llamaban «la columna del miedo», según recuerda Ernesto antes de desgranar cómo es la vida en Bacarot para las casi 400 personas que, según el censo, residen aquí, la mitad en el núcleo urbano y la otra mitad diseminadas.

Aunque el núcleo urbano de Bacarot está cerca de Alicante e incluso se puede ir andando hasta la entrada de la ciudad por Mercalicante, su mayor problema es el transporte ya que sólo tres autobuses al día conectan la partida con el centro de la ciudad. «Aquí se vive de maravilla mientras te puedes valer, pero con la edad, si no puedes conducir, llegan las dificultades», indica Ernesto Blasco. A los vecinos de Bacarot les corresponde el centro de salud de Florida-Babel lo que les obliga a desplazarse en coche o en el autobús, en cuyo caso han de coger el primero muy temprano y no pueden regresar hasta mediodía. Los vecinos creen que la solución podría estar en el sistema de taxi por demanda que anunció el equipo de gobierno municipal pero que hasta ahora no se ha materializado. Un buen servicio de transporte frenaría, a juicio de los representantes vecinales, la marcha de los más jóvenes de la pedanía «y se podría garantizar la pervivencia del colegio» al que asisten 18 niños de Infantil y Primaria.

Nombres de flores

El colegio, que va a celebrar su centenario, está situado junto a la plaza de la Madreselva, la principal de la pedanía y que tiene nombre de flor al igual que las calles de Bacarot. «Los nombres de las calles son bonitos», señalan los vecinos, «pero hay personajes importantes nacidos o criados aquí que nos gustaría que tuvieran una calle como Evelyn Mesquida», la periodista y escritora autora de «La Nueve».

Dada la cercanía de la autovía no es extraño que otra de la principales reivindicaciones vecinales sea una barrera antirruido. «En otros muchos puntos la han hecho y aquí Fomento nos tiene olvidados. A veces hay un ruido tremendo, sobre todo cuando hace Poniente, y además al no haber barrera, a veces ladrones aparcan en la autovía, saltan, roban aquí y se vuelven». Otro problema por esta carencia, según Ernesto Blasco, «es que tiren una colilla desde un coche y haya un incendio aquí, sobre todo este año que por la lluvia hay mucha hierba».

En el nucleo de la pedanía, el pueblo como lo llaman los vecinos, además de la ermita en la que se oficia misa los domingos, y del colegio, destaca el centro cívico ubicado en la antigua casa de peones camineros de la partida. Aquí, la asociación de vecinos organiza actividades, viajes y talleres y comparte dependencias con la junta de las fiestas en honor a los patronos de la pedanía, los Santos Juanes, cuya festividad se celebra en julio con verbenas, comida popular, juegos para todos los niños de las partidas y música, incluyendo la participación del grupo de dulzaina de Bacarot.

Los vecinos recuerdan que antiguamente durante las fiestas se celebraban carreras de caballos, una época en la que la actividad social y cultural de la partida giraba alrededor del Casino Agrícola Instructivo y Deportivo que a mediados del siglo pasado acogía actuaciones de teatro, música y curros para instruir en las prácticas agrícolas y cuyo cartel todavía permanece en uno de los inmuebles de Bacarot junto a las casas centenarias de una planta y a los bungalows que se levantaron en pleno boom de la construcción. En Bacarot además hay una tienda que cubre las necesidades de los vecinos y el bar El Noi, por el apodo con el que se conocía a su viejo propietario, un empresario catalán que se afincó en Bacarot.

En 2011 la asociación de vecinos inició la recuperación de fotografías y documentos sobre la partida para evitar que su historia se pierda. Los vecinos también presumen del entorno natural «con una sierra preciosa y una historia que hemos ido descubriendo poco a poco», indica Blasco quien relata que «éste ha sido el granero de Alicante con mucha agricultura y ganadería». Tras unos años en los que la actividad primaria casi desapareció, en la actualidad se está reactivando con media docena de jóvenes que han apostado por la agricultura ecológica y por actividades relacionadas con el medio ambiente. En una de estas propiedades, por ejemplo, se realiza terapia con burros para niños discapacitados.

Turismo rural

La partida ha sido incluida en la red de senderos urbanos del Ayuntamiento, concretamente en la ruta de la sierra de los Colmenares que se extiende desde San Gabriel hasta el paraje ilicitano de El Fondet dels Pinyols. Una de las paradas de esta ruta es el mirador El Bacarot, desde donde se puede ver el campo de golf El Plantío en contraste con el ambiente rural de la zona. Tal como se señala en la guía, aquí se encuentra el yacimiento de Colmenares «que se enmarca en el contexto histórico del Ibérico Pleno, cobrando fuerza la existencia del propio topónimo de la partida de Bacarot en su forma «Bagarok» que significa lugar donde se criba la producción de grano». Otro punto de interés en la zona es el Mirador Els Reiets dede donde se ve la finca del mismo nombre entre la sierra y el Camino Viejo de Elche así como los depósitos de CLH.

Los vecinos destacan que «cada vez viene más gente los fines de semana para andar o para ir con la bici, algo que queremos potenciar». El futuro de la pedanía pasa además«por que abran la mano y permitan que en el pueblo se pueda construir porque con el Plan General hay muchas limitaciones».