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Cuarenta años de hipermercados

La inauguración del Hiper en Alicante, de la que este mes se cumplen cuatro décadas, supuso una auténtica revolución en la forma de hacer la compra en la provincia

Vista aérea del aparcamiento del hipermercado pionero en la provincia de Alicante en el año 1985, por entonces llamado Pryca. perfecto arjones

Los años setenta llegaron a España con aires de cambio en todos los ámbitos de la sociedad, entre ellos en el modo de consumo. Frente al tradicional peregrinaje entre tienda y tienda, una novedosa proposición: llenar el carro de una sola tacada. Novedoso, atrevido, con ventajas e inconvenientes; pero, al fin y al cabo, un éxito en Europa, principalmente en Francia, de donde venían a España tales intenciones.

En 1977 aterrizó en la ciudad de Alicante un rompedor método de negocio: el de las grandes superficies. El 4 de mayo de aquel año, la primera cadena nacional de hipermercados abrió su décimo centro (el primero había sido en Barcelona en 1973) en la salida de Alicante hacia Valencia, concretamente en el kilómetro 89, en San Juan. Aquella inauguración supuso una auténtica revolución en las compras y se anunció en la época como «la fórmula comercial de los países desarrollados».

La innovación era poder hacer la compra de una sola vez, en lugar de recorrer uno a uno multitud de pequeños comercios. El Hiper acaparaba (casi) todo: alimentación, textil, bazar, zapatería, limpieza, hogar... En su inauguración contaba con más de cuarenta mil productos diferentes, repartidos en 10.600 metros cuadrados de superficie y con 44 flamantes cajas de salida. Toda una tienda del futuro.

Además de sus atractivas características físicas -una inmensa nave llena de artículos a la venta- contaba con un gran gancho comercial: la gran variedad de productos con descuentos y el constante uso de promociones.

Lógicamente para llegar a sus inmediaciones había que coger el coche y para ello el supermercado contó con un párking gratuito para 1.800 automóviles. Otro de sus fuertes fue su amplia disponibilidad horaria: permanecía abierto desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche, sábados incluidos. Todas estas facilidades hoy son rutina, pero hace cuarenta años constituyeron un considerable giro en el sector.

Cuatro décadas de anécdotas

En la actualidad, el hipermercado se llama Carrefour, aunque muchos nostálgicos siguen llamándolo Pryca, nombre que utilizó el establecimiento entre 1982 y el 2000 y que sentó precedentes en el hábito de consumo de los alicantinos. Tras él llegaron varios más a la ciudad y a la provincia, como el Pryca de San Vicente, muy recordado también por los alicantinos. La llegada del Hiper en 1977 supuso una ruptura con la forma de hacer la compra, los primeros días hubo que explicar a los clientes la forma de proceder: recorrer todos los pasillos metiendo los artículos en el carro y pagar todo conjuntamente a la salida. Y hecha la ley, hecha la trampa; ya que con este nuevo método comercial llegaron también nuevas tretas de los ladrones. Se vio de todo: salir con cajas de botellas de agua rellenadas con whisky, marcharse de la tienda con zapatos nuevos dejando en la estantería los viejos e infinidad de artimañas que hicieron reforzar la seguridad de los centros comerciales. Un atraco en noviembre del 77 en el que se sustrajeron casi dos millones de pesetas fue clave.

La nota más negativa en estos 40 años de hipermercado ocurrió sin duda en agosto de 1989, cuando el párking acogió involuntariamente una explosión de un coche lleno de pirotecnia que causó ocho muertos y una gran conmoción en la sociedad.

El centro, en estas cuatro décadas, ha impulsado varias actividades deportivas como un famoso cross popular y se ha convertido, por méritos propios, en un activo muy importante de la ciudad de Alicante, un espejo que ha reflejado perfectamente su evolución y la de sus ciudadanos.

No hay mejor síntoma para un establecimiento que el hecho de que sus clientes tengan bellos recuerdos en él, como ir a comprar el célebre árbol de Navidad y la colchoneta para verano o haber aprendido a conducir en su aparcamiento los domingos por la mañana. Algo que ningún alicantino de pro puede negar.

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