Dos horas antes del comienzo de la gala, las primeras candidatas a Bellea del Foc comenzaban a llegar con sus trajes a la plaza de toros. Mientras, las inmediaciones del recinto rebosaban del movimiento que causaban los allegados de las protagonistas, que no estaban dispuestos a perderse la gran cita. Nervios tardíos, que aflorarían momentos previos a la salida, familiares y ayudantes, formaban parte de los momentos previos, en los que las candidatas vestían una sorpresa que poco después se conocería.

Los primeros vestidos blancos llegaban a la plaza a alrededor de las ocho de la tarde. En ellos, enfundadas, las aspirantes al título de mayor representación de las Hogueras de Sant Joan. El atuendo, que llamaba la atención a quienes siguen de cerca la fiesta, se trataba del antiguo vestido de novia alicantina: un detalle de la Federación para sorprender al público asistente.

Los acompañantes iban llegando cargados con dos trajes y las «herramientas básicas» de una noche para el recuerdo. Paula Galeote, aspirante de la hoguera Barrio Jose Antonio, se mostraba expectante ante el veloz cambio de vestuario que debían realizar tras la primera salida. «Tenemos doce minutos para cambiarnos de este vestido al de noche. Las primeras que salen a desfilar, incluso se cambian detrás del escenario», comentaba Galeote, que esperaba el despertar de su nerviosismo: «veremos cómo estoy cuando me toque...».

Los nervios estaban ahí, aunque empezaron escondidos. «Yo he venido como si la cosa no fuera conmigo, pero cuando esté en la rambla antes de salir es cuando vendrán las cosquillas», decía Patricia Micó, de Sant Nicolau de Bari. Yolanda Ferroll, de La Florida, esperaba «disfrutar de la noche». Pero su tía, ante la tranquilidad de la aspirante, comentaba: «los que más nerviosos estamos somos nosotros, los familiares».

El jaleo de faldas, los tacones y el maquillaje eran la tónica de la carpa que se había habilitado como zona de vestuario. Allí, algunos espejos, guardaban mensajes de apoyo: «mucha suerte, guapa».

La suerte, por entonces, ya estaba echada, pero aún había hueco para darle un último empujón. Y así lo hacían algunas candidatas con amuletos como el de Irene, de la hoguera Oscar Esplá, que «escondía» bajo el forro de su vestido un pequeño lazo rojo, o Jénnifer, de Vía Parc-Vistahermosa, que hacía lo mismo con un corazón dado por sus familiares.

Separadas en dos filas, y tras la llamada de los presentadores, las que anoche fueron posibles Belleas del Foc hacían un grito de ánimo conjunto antes de la salida para liberar tensiones. De coro, y ya dentro de la plaza, les esperaba un escenario iluminado de azul y el rugir de un público que arrancaba como luego seguiría: dándolo todo por la fiesta alicantina.