¿Cree que la victoria de Enmanuelle Macron en Francia ha salvado del KO a la UE?

La cuestión con las metáforas es que limita en exceso las respuestas. Esto no es un combate con dos antagonistas. Los partidos populistas como el Frente Nacional son parte de la realidad política de la Unión Europea. Han surgido, crecido y fortalecido dentro de ella. Aunque no nos guste son parte de la realidad europea. Desde el punto de vista del europeísmo y la democracia representativa, se ha evitado la entrada en la UCI pero seguimos en pronóstico reservado.

Panorama delicado.

Por lo general, la previsión es que muchas de las elecciones nacionales serán vitales para el futuro del proyecto europeo. En otras palabras, darán muchos titulares. La razón: Alternativa para Alemania, Frente nacional y todos los demás son síntomas, no causas. Y mientras que las causas sociales y económicas permanezcan, permanecerán los efectos políticos.

¿Los ciudadanos están desencantados de la gestión de Bruselas? ¿Hay remedio?

Los datos empíricos dicen que sí. Ese desencanto se incrementa de forma tremenda tras la crisis de 2007 y de hecho invierte la tendencia proeuropea que existía anteriormente en la mayoría de los países de la Unión. Los barómetros europeos evidencian que la percepción pública es que Bruselas no ha actuado como una parte comprometida con el bienestar de los europeos, sino más bien como una gestora o empresa auditora externa. Para actuar como se ha actuado, daba igual la burocracia de Bruselas que cualquier empresa privada de consultoría. Esa falta de empatía supranacional ha alimentado el fuego nacionalista.

¿Cuáles es son en su opinión las claves para recuperar ese sentimiento europeo?

Son de tipo práctico y de tipo emocional. Las dos comparten la misma respuesta. El sentimiento europeo se recuperará cuando los estados (sus gobiernos) asuman que están en un mismo barco. Que una vía de agua en Grecia, por ejemplo, nos hunde a todos y no solamente ahoga a los griegos. Esa percepción ya no existe. Ahora, la Unión es una balsa de troncos mal atados, de la que se pueden separar (Brexit) y continuar a flote. Incluso algunos estados piensan (varias velocidades) que puede ser interesante soltar lastre.

Parece que con el Reino Unido la cosa empezó torcida desde el principio.

En el Reino Unido, por ejemplo, consideran que en caso de crisis solos pueden llegar a flotar mejor. Realmente, los nacionalismos emergentes (francés, alemán...) son la expresión social de ese pensamiento político, que a su vez es expresión de los intereses de las elites financieras nacionales e internacionales. Solamente rompiendo la dinámica de enfrentamiento entre países puede salvarse la Unión.

¿Son los ultranacionalismos el gran enemigo de la UE o somos los propios ciudadanos?

Los ultranacionalistas no solo son los enemigos de la Unión. Lo son de la democracia representativa en general. La mayoría de los movimientos ultranacionalistas son de carácter totalitario. Cuando alcanzan el poder político, como en Polonia o Hungría, realmente lo que intentan es establecer sistemas totalitarios. Regresar a una Europa de estados democráticos sin la Unión es un mal grave, pero menor que una Europa trufada de estados totalitarios ultranacionalistas. Por ello la gravedad de la situación. Los ultranacionalismos destruirían primero la Unión y después la democracia. Y sí. Los ultranacionalistas no son extraterrestres, son ciudadanos que votan basándose en intereses muy a corto plazo y por lo general mal informados. Eso dicen las encuestas europeas.