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Ni los diez minutos de cortesía

El presupuesto se aprobó y permite al tripartito invertir 10 millones este año, del que ya se han perdido cinco meses

El presupuesto de 2017 sale adelante con los votos a favor del tripartito

El presupuesto de 2017 sale adelante con los votos a favor del tripartito

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El presupuesto de 2017 sale adelante con los votos a favor del tripartito Mariola Sabuco

Como solo un bostezo es más aburrido que un pleno de presupuestos, quizá por ello el tripartito y la oposición optaron ayer por hablar lo menos posible de las cuentas del Ayuntamiento de Alicante para este año y se dedicaron a lanzarse diatribas los unos contra los otros propias de la campaña electoral en la que todos parecen encontrarse ya, pese a que aún faltan dos años para ello.

El inicio de la sesión plenaria no presumía un desenlace feliz porque la cara del alcalde, Gabriel Echávarri (PSOE), cuando se sentó en su escaño era la viva imagen de la Teoría del Caos. El matemático estadounidense Edward Norton Lorenz enunció que «una pequeña perturbación inicial podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo», lo que en lenguaje común se conoce como que «el aleteo de una mariposa en Brasil origina un tornado en Texas». Traducido al Ayuntamiento de Alicante: Perturbación. Echávarri despreció el Plan Ciudad de su socio de gobierno Natxo Bellido (Compromís) al no acudir el miércoles al acto. Efecto. Sus socios de gobierno (Compromís y Guanyar) le pagaron por primera vez con la misma moneda y le plantaron el jueves en la presentación de su plan para la Explanada desoyendo los ruegos del primer edil para que asistieran, por lo que ayer viernes, en el pleno, lo mismo cabía esperar un tornado que un huracán.

El regidor socialista se conformó con humillar a las primeras de cambio a sus socios de Guanyar al no darles ni los diez minutos de rigor que establece la cortesía para empezar el pleno de aprobación de presupuestos. A las 9:30 horas estaba convocada la sesión y faltando unos segundos la abrió el primer edil sin que estuvieran presentes Miguel Ángel Pavón, vicealcalde, ni Daniel Simón, concejal de Cultura, quienes llegaron dos minutos después y esperaron en la puerta de acceso al pleno sin que el alcalde les diera la protocolaria venia para entrar. Pavón optó por pasar de protocolos y accedió a su escaño mientras el edil Daniel Simón se mantuvo guardando las formas durante varios minutos más, claramente visible en la puerta, aunque Echávarri parecía no verle.

El gesto no auguraba un pleno tranquilo y la primera intervención de la concejal de Hacienda, Sofía Morales, lo confirmó. La edil del PSOE, que ha perdido cinco kilos en cinco días -según aseguró- por un problema de salud, afirmó que «este equipo de gobierno no ha sabido llegar a la ciudadanía para que presentaran propuestas», lo que vino a ser lo mismo que tirar de las orejas a Guanyar, que lleva la competencia de Participación Ciudadana ( Julia Angulo), y debía activar los mecanismos para que los presupuestos fueran participativos como se contempla en el pacto de gobierno.

Pavón, quien nunca rehuye el cuerpo a cuerpo, le devolvió el cumplido volviendo a dejar claro que no le gusta el presupuesto elaborado por el PSOE. «No es el presupuesto que queremos para Alicante». Y, lo que es peor, el vicealcalde de Guanyar le marcó a la edil la ruta a seguir al dar por hecho que el presupuesto de 2018 será el último de este mandato y que se prorrogará para 2019 que es año electoral.

Ni Bellido ni Pavón usaron sus respectivos turnos de palabra para apoyar o defender el presupuesto presentado por el PSOE y solo intervinieron en el turno de réplica, lo que se entiende como un deseo expreso de dejar en evidencia que si Echávarri quiere su lealtad deberá a partir de ahora esforzarse para ganársela.

Como «cada tribu tiene el dios que se merece porque cada dios está hecho a imagen de quien cree en él» ( El país de las sombras largas, de Hans Ruesch), la concejal más valorada por la ciudadanía, según las encuestas, la tránsfuga exGuanyar Nerea Belmonte, propinó una arenga al tripartito. «Me dan igual sus batallas personales. Lo que me importa es que estén por encima de ellas, por el bien de la ciudad», mientras el también tránsfuga, pero exCs, Fernando Sepulcre, advertía al equipo de gobierno que «no están aquí con un contrato en prácticas de becario. Acaben con sus batallas personales. ¿No querían demostrar que servían para gobernar».

Pese a que los dos tránsfugas criticaron al tripartito, fueron comparados con las garrapatas por el portavoz del PP, Luis Barcala. «Los mismos que antes garrapateaban, ahora le sostienen en su desgobierno» dijo al alcalde, cuya situación «es la crónica de una soledad anunciada», en una política municipal que «tiene mucho de Juego de Tronos y deriva en Benny Hill». Alejada de símiles y metáforas intervino la portavoz de Cs, Yaneth Giraldo, quien diagnosticó el problema del equipo de gobierno. «Las dificultades se las ponen ustedes por no ser capaces de trabajar en equipo».

Pero la noticia, en clave electoral, la dio el alcalde sobre lo que se cuece en el PP. « Carlos Castillo le ha levantado la guerra por la candidatura», le espetó a Barcala, quien hizo como que no escuchaba, lo mismo que Castillo, con lo que solo se puede esperar a que el tiempo ponga a cada uno en su lugar.

Al final, el presupuesto se aprobó por 14 votos a favor (6 PSOE, 5 Guanyar y 3 Compromís), frente a 12 votos en contra (7 PP -faltó María Ángeles Goitia- y 5 Ciudadanos), y las dos abstenciones de los concejales tránsfugas Nerea Belmonte y Fernando Sepulcre, lo que permite disponer al equipo de gobierno de 10 millones de euros para inversiones concebidas para su ejecución en este año del que ya se han perdido cinco meses. Natxo Bellido, siempre optimista, estaba casi eufórico porque, finalmente, no se aprobó con los tránsfugas.

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