En un periodo de 36 semanas, Miguel López no acudió a trabajar los viernes por la tarde a Novocar en un total de 22 ocasiones, mientras que sí lo hizo en otras 14. Éstos son los datos entregados por la Policía en el juzgado que investiga el asesinato de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala, tras investigar el posicionamiento del teléfono móvil de López, sospechoso del crimen y yerno de la víctima.

María del Carmen Martínez murió asesinada de dos disparos en la cabeza en las instalaciones de Novocar, empresa de automoción del grupo familiar, mientras recogía su coche un viernes por la tarde el 9 de diciembre de 2016. Cuando estaban a punto de cumplirse dos meses del asesinato, el yerno de la víctima fue detenido como presunto autor del asesinato. Treinta y nueve días después de su encarcelamiento, el juez le dejó en libertad bajo fianza.

El fiscal y la acusación particular que ejerce Vicente Sala, hijo de la mujer asesinada, pidieron que la Policía que investigara los datos de posicionamiento del móvil del sospechoso a fin de determinar si era habitual que Miguel López fuera los viernes por la tarde a Novocar a trabajar, recalcando el hecho de que el asesinato se produjo un viernes en pleno puente de la Inmaculada. La Policía había pedido a la compañía de Miguel López los datos de posicionamiento de su móvil todos los viernes a lo largo de 2016, pero sólo se han podido recuperar los datos de 36 semanas que aún guardaba la compañía. El resultado es que un total de 14 viernes por la tarde sí estuvo trabajando frente a 22 en que no lo hizo.

Por otro lado, el instructor del caso, José Luis de la Fuente, ha acordado que se investiguen las llamadas que realizó Miguel López con el teléfono prepago que el sospechoso usó por primera vez cuatro días después de la junta de socios donde las hijas de María del Carmen Martínez fueron cesadas. La acusación particular había pedido que se investigara el tráfico de llamadas realizadas por Miguel López desde ese terminal. En las fechas posteriores al crimen, aunque el sospechoso y otros miembros de la familia tenían su teléfono intervenido, la Policía detectó que el número de comunicaciones entre ellos eran muy bajo, por lo que sospechaban que podían estar usando otro teléfono no controlado por los investigadores.