Las fuertes lluvias registradas en Alicante el pasado mes de marzo obligaron a la empresa Lokímica, encargada del control de plagas de la Mancomunidad de l'Alacantí, a adelantar el refuerzo de su labor para luchar contra los molestos y, en ocasiones, peligrosos mosquitos. Empezaron los tratamientos el 18 de marzo en lugar del 1 de mayo. Gracias a ello, el gerente de la empresa, Noé García, asegura que se puede garantizar la ausencia de plagas este verano que ocasionen problemas de salud pública. Esta barrera se establece cuando un centro se salud da aviso de la atención de 150 casos o más de picaduras de mosquito.

Los mosquitos nos rodean durante toda nuestra vida y sin embargo, son unos completos desconocidos para la mayor parte de la población. El director del departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales de la Universidad de Alicante (UA), Santos Rojo, explica que en Alicante viven dos clases de mosquito que piquen, el común ( Culex pipiens) y el ya famoso mosquito tigre ( Aedes albopictus). También están los de la familia flebotómidos, causantes de la transmisión de la leishmaniosis, pero es raro encontrarlos en un entorno urbano. Este experto puntualiza que «sólo pican las hembras, siempre de tamaño pequeño y nunca lo hacen en bandadas» por lo que cuando se ven «nubes» de pequeños insectos que atemorizan al ciudadano pensando en las ronchas que le provocarán sus picaduras pueden estar tranquilos. Se trata de quironómidos y son inofensivos. Los machos no pican porque con el polen de las flores tienen suficiente alimento, mientras que las hembras necesitan las proteínas de la sangre para poder reproducirse.

Los daños producidos por los mosquitos son directos: la picadura y sus molestias que, salvo casos de alergias severas, no tienen mayor complicación. Y los indirectos, que son los «graves», la transmisión de enfermedades. En este caso el mosquito tigre es el peligroso puesto que es vector de transmisión de hasta 22 enfermedades infecciosas, incluidas la chikunguña y el zika. Y es el más difícil de controlar ya que puede poner huevos en cualquier recoveco con algo de agua, mientras que el mosquito común necesita al menos una lámina para sus larvas. Rojo señala que cuando vemos al mosquito volando «ya no hay nada que hacer» salvo tirar de insecticida si está en un lugar cerrado. Dentro de su ciclo vital, la lucha sólo es útil en el periodo larvario. Por eso, Lokímica realiza tratamientos biológicos en los focos que tiene censados (saladares, barrancos, ramblas...) semanalmente entre abril y octubre y quincenalmente el resto del año.

Si cualquier ciudadano se encuentra con que no puede salir a la terraza en verano sin que le «frían a picaduras» debe llamar a la Mancomunidad de l' Alacantí (965 14 33 20) para avisar porque tiene un foco cerca, recomienda Noé García. «Ellos nos avisan a nosotros y realizamos un tratamiento químico en el foco si es necesario una vez localizado», indica. Con el calor sus ciclos de reproducción se aceleran, recuerda García.

Acabar por completo con estos molestos insectos «es imposible» y además «tampoco sería recomendable», afirma Rojo. «Extinguirlos provocaría un cambio en el ecosistema y lo cubriría otra especie que seguramente sería peor para los humanos. Son la base de alimentación de animales insectívoros, polinizan plantas y purifican el agua», concluye.