El buen tiempo se convirtió ayer en un inesperado aliado para quienes decidieron aprovechar el domingo para acudir al monasterio de la Santa Faz. Es habitual que en la jornada festiva sean muchas las personas que se acercan al recinto religioso y sus aledaños para ver la reliquia y pasear por el mercadillo y la feria de atracciones que se instalan cerca del caserío pero ya en el término municipal de Sant Joan d'Alacant. Sin embargo, el hecho de que ayer luciera un sol radiante favoreció que la afluencia fuera masiva, y que la imagen contrastara de manera notable con la del jueves, en que la lluvia supuso un contratiempo para el desarrollo de la romería.

El caserío de Santa Faz, y aún más la carretera que lo conecta con Sant Joan, donde se sitúan los puestos del mercadillo, se abarrotaron con la presencia de miles de personas a lo largo de la jornada. El tiempo, despejado y con unos 22 grados, era mucho mejor que el del sábado, en el que el termómetro no llegó a 18 grados. Ayer sí se realizó una misa en la plaza, ante el monasterio, que el jueves había tenido que llevarse a cabo en el interior del templo debido a la lluvia. También, como es habitual, hubo colas para entrar a ver la reliquia, que llegaban hasta la entrada sur de Santa Faz, pero que no obstante avanzaban de manera rápida. Varias personas a punto de acceder al monasterio hacia la una del mediodía señalaban que habían estado aguardando unos 25 minutos, pero que en absoluto les había resultado pesado.

Muchas personas realizaron a pie el recorrido de la romería desde Alicante, en un continuo ir y venir que se podía ver desde la carretera N-332. Con todo, la mayoría optó por el coche, lo que provocó pequeñas retenciones en esa vía en todo el entorno de Santa Faz y Sant Joan d'Alacant. La Policía Local de esta última población se encargó de regular el tráfico en los cruces más conflictivos, todos en su término municipal. Asimismo, los descampados del entorno del Hospital de Sant Joan y la Universidad Miguel Hernández (UMH) se convirtieron en aparcamientos, al igual que varios solares en el casco urbano de Sant Joan, aunque de una forma bastante ordenada y controlada.

Un amplio dispositivo de agentes de la Guardia Civil y la Policía Local de Sant Joan velaban por la seguridad en la zona del mercadillo y atendían a las personas que les requerían en un momento dado. También hicieron lo propio en el monasterio y su entorno más inmediato, correspondiente al término municipal de la capital, la Policía Local de Alicante y la Policía Nacional. Con la aglomeración de personas se produjeron incidencias como algún desvanecimiento, rápidamente atendido por los sanitarios que también estaban trabajando en la zona.