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Las mujeres se defienden

Víctimas de violencia machista y de acoso escolar aprenden, de la mano de dos expertas en artes marciales, técnicas para repeler los ataques

Las mujeres se defienden

Sorprender al agresor para huir de él. Bajo esta premisa, un grupo de mujeres participó hace unos días en Alicante en un seminario de defensa personal. Entre ellas no sólo había víctimas de violencia machista. También asistieron jóvenes, víctimas de acoso escolar. Y es que desde hace unos meses la luchadora experta en artes marciales mixtas, Vanesa Rico, está viendo cómo hasta su centro acuden cada vez más jóvenes que quieren aprender a defenderse de las agresiones y humillaciones que sufren a diario en las aulas, y también fuera de ellas. «Hay madres que sufren agresiones por parte de sus hijos o profesionales de los cuerpos de Seguridad que a menudo tienen que enfrentarse con agresores mucho más corpulentos que ellas y quieren saber cómo defenderse. También chicas muy jóvenes que son acosadas sistemáticamente por sus novios». Y es que Vanesa Rico recuerda que la violencia generalmente procede del entorno más cercano de la víctima.

Son chicas que en ocasiones ni siquiera quieren ir al colegio o al instituto porque se sienten intimidadas. El mensaje que se llevan debe ser claro y contundente para no fomentar una escalada de violencia y que no terminen por convertirse ellas en agresoras. «Les damos dos o tres pautas para no entrar en un conflicto, pero sí para que puedan frenar un ataque», señala Rico. Se trata de que ganen confianza y seguridad en sí mismas. «Que aprendan a ser capaces de establecer una barrera con su agresor para repeler el ataque y huir de la situación para alertar a sus padres o profesores de lo que está ocurriendo».

Los seminarios los imparte Vanesa Rico junto a la también luchadora y entrenadora Mónica Gaitán en el centro que tienen en la ciudad de Alicante. Comenzaron con este proyecto hace ocho meses y el interés con el que han respondido muchas mujeres les anima a repetirlos cada 6 ó 7 semanas. En ellos se llega a dar cita hasta 40 mujeres, alguna con más de 70 años, de perfiles muy diferentes, y muchas de ellas repiten.

Las alumnas que asisten a estos talleres se van con una lección muy bien aprendida, la de que no pueden enfrentarse a su agresor. «Tienen que olvidarse de esta idea, porque no te puedes medir en fuerza a alguien que es mucho más corpulento y fuerte que tú». Por eso, la mejor defensa se puede resumir en tener la mente siempre fría. «Hay que aprovecharse de que el agresor está encabezonado en agredirte y no piensa bien en lo que hace».

La clave está en encontrar un momento adecuado para sorprender al atacante «y golpearle cuando menos se lo espera o voltearle». Tras ese momento de sorpresa, la huida se convierte en la mejor defensa.

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