La fiesta de la Santa Faz escribirá su próximo capítulo el domingo, día en que se prevé una romería multitudinaria con miles de personas en el caserío. El domingo suele ser de por sí masivo pero tanto el cabildo de la Concatedral como la capellanía de Santa Faz coinciden en que este año se batirán récords porque se espera la presencia de miles de alicantinos, sobre todo los de mayor edad y familias con niños o enfermos que ayer se quedaron en casa o se marcharon al poco de salir al llover con intensidad. Para el domingo la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología es de nubes y sol, con un 20% de probabilidad de chaparrón, que irá bajando desde mediodía.

Por si acaso, las autoridades eclesiásticas barajan instalar una carpa en la plaza Luis Braille, en el exterior del monasterio de Santa Faz, para la misa de doce que se celebra ese día al aire libre. Como tenía que haber sido ayer, día grande de Santa Faz, aunque por primera vez en 27 años tuvo que oficiarse dentro del templo del monasterio a causa de la precipitación. El lunes, Primero de Mayo y festivo, también puede ser masivo. Para ese día la probabilidad ya es nula. Mañana y el sábado sí hay riesgo.

La lluvia trastocó la Peregrina oficial de este año, que se celebró bajo paraguas por primera vez en décadas ya que esta vez el cielo no quiso abrirse. Fue una romería «singular», como dijo el deán Ramón Egío porque al fin y al cabo el Milagro de la Lágrima que cada año se renueva con el peregrinar recuerda los acontecimientos que tuvieron lugar el 17 de marzo 1489, cuando llevando en procesión el lienzo con el rostro de Jesús en una rogativa por una gran sequía, de su ojo derecho brotaron lágrimas. En el primer aniversario de esos prodigios, y con motivo de la inauguración del nuevo templo, en donde sería custodiada la imagen de la Santa Faz, se realizó la primera peregrinación, desde la Concatedral de San Nicolás. Y van 528 años.

Pese a que muchos abandonaron y otros no salieron, el dato oficial de la Policía Local fue de unas 200.000 personas frente a los 250.000 e incluso 300.000 asistentes de otros años. Según el Laboratorio de Climatología cayeron 3 litros por metro cuadrado en Alicante pero en un corto espacio de tiempo y empapó a muchos.

Dado que entre las siete y las ocho de la mañana no llovía, los canónigos prescindieron del furgón que tenían preparado por si amanecía bajo el agua. En ella iban a trasladar desde Alicante hasta el monasterio tanto la réplica exacta de la Reliquia que se venera en el monasterio de Santa Faz como la Virgen Peregrina de Fátima que estará en la iglesia de la pedanía hasta el domingo y que ha venido a Alicante en el centenario de sus apariciones en Portugal.

La comitiva había salido inicialmente sin problema en torno a las 8.15 de la mañana, media hora después de la Virgen de Fátima, tras un pequeño discurso del obispo, Jesús Murgui, y otro del deán Ramón Egío, quien pidió por el fin del terrorismo y de la violencia doméstica. Fue el alcalde, Gabriel Echávarri, quien dio por iniciada la Peregrina. Entre las habituales apreturas salió por la Puerta Negra de San Nicolás. En la plaza de la Santísima Faz la recibió la imagen de la Verónica, de la misma advocación, a hombros de costaleros, procedente de la basílica de Santa María.

La marcha prosiguió a buen ritmo y alcanzó la avenida de Dénia, donde el tráfico estaba cortado desde las seis de la mañana. Estaba tomado el vial por policías, con agentes incluso a caballo y patrullas cruzadas en mitad del recorrido por seguridad. Poco después de pasar por el primer túnel de la carretera de Valencia la lluvia se hizo intensa. Arreció antes de que la romería llegara a su mitad, cumpliéndose las previsiones que indicaban un 90% de riesgo de precipitaciones antes de las doce del mediodía.

En ese momento la Peregrina se partió ya que muchos caminantes optaron por refugiarse bajo el siguiente túnel y se pararon. Delante quedaba la comitiva oficial, religiosa y política, con la imagen réplica de la Santa Faz bajo el paraguas que sostenía un sacerdote y la Virgen Peregrina de Fátima cubierta por plásticos, medidas que el Cabildo y el Obispado ya habían previsto por si la lluvia hacía acto de presencia en plena marcha, como así pasó. Marchaban a ritmo veloz, de hecho la comitiva llegó al monasterio en torno a las 9.48 acelerada por el aguacero: poco más de hora y media desde Alicante. Entre los que se quedaron atrás, el alcalde, al que hubo que esperar para abrir el Camarín y sacar la Reliquia.

De hecho, viendo que no iba a parar, el deán de San Nicolás y el obispo, Jesús Murgui, quien había abierto la romería portando en sus manos el relicario a la salida de la Concatedral, decidieron ir en coche hasta el santuario para preparar un plan B para la misa. Como se temían, no pudo celebrarse al aire libre. La consagración se hizo en el templo, como antaño, entre los cánticos de la Coral Tabaquera y el Orfeón Cantábile, y con las monjas custodias de la Reliquia observando tras la clausura. Fue en 1989, coincidiendo con el quinto centenario del Milagro de la Lágrima, cuando se decidió sacar fuera el oficio religioso, a la plaza Luis Braille, abierto a más personas.

Ayer se retomó esa tradición, obligados por las circunstancias, aunque el Cabildo pensó en todo y tras la comunión el obispo sacó la Santa Faz bajo palio hasta el exterior, donde cientos de personas siguieron la misa por las pantallas portátiles bajo un manto de paraguas. Por unos minutos la Reliquia recorrió la plaza, donde fue venerada y besada, en presencia de otra imagen de la Verónica.

Quizá por el recogimiento del templo y el incienso embriagador, fue una misa emotiva, con lágrimas en los ojos de muchas personas desde que la Santa Faz apareció tras la apertura del Camarín donde se custodia siguiendo un protocolo del siglo XVII. Durante el resto del día miles de fieles pasaron por delante de la Reliquia, que quedó expuesta en su hornacina mirando al templo, a la vista. Poco después de la misa paró de llover: la Santa Faz había dejado de «llorar».