La pérdida de población y actividad que sufren los pequeños municipios de la Montaña alicantina ha acelerado en los últimos 30 años el proceso de despoblación hasta el punto de que en estos momentos y según un informe del Consell, trece localidades están amenazadas de desaparición a medio plazo. Se trata de Alcoleja, Almudaina, Balones, Benasau, Benifallim, Castell de Castells, Confrides, Quatretondeta, Facheca, Famorca, Tollos, Penáguila y Vall de Ebo. Entre todos no llegan a los 2.300 vecinos censados y en muchos ya no quedan niños.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha presentado esta semana el germen de la Agencia Valenciana Antidespoblament, cuyo objetivo será afrontar los problemas básicos que afectan al día a día de estas poblaciones históricamente olvidadas por la Administración. Ahora se pretende solucionar temas como la movilidad, la educación, la sanidad, los servicios financieros, el empleo y la fiscalidad, «que debe ser de discriminación positiva para estas zonas», sostiene Puig.

Los alcaldes aplauden la iniciativa pero coinciden en que hasta ahora las palabras se las ha llevado el viento, y lo importante es que éstas se traduzcan en ayudas y fondos económicos. Agricultura y agroturismo son dos de las actividades que puedan ser el bálsamo para que estos pequeños pueblos alicantinos no acaben enterrados en la historia. Municipios como Tollos y Famorca no pasan hoy, por ejemplo, de los 60 habitantes cuando a mitad del siglo XX superaban los 200 vecinos.

El presidente Ximo Puig sostiene que es necesario «visibilizar» la situación de despoblamiento que atraviesan algunas zonas de la Comunidad Valenciana, ya que existen un total de 73 localidades que se encuentran en riesgo de desaparecer. «La realidad es que en el 80% del territorio vive solo el 20% de la población» subraya Puig, que insiste en que este desequilibrio territorial «afecta a la calidad de vida de las personas y produce desigualdad».

Puig, en calidad de representante del Comité de las Regiones, defenderá en Bruselas una propuesta en el ámbito de la renovación de los compromisos de la UE a partir de 2020. El Consell pondrá en marcha a medio plazo, la segunda parte del Plan del Fondo de Financiación de las Entidades Locales por importe de 20 millones de euros.

Félix Frau, alcalde de Tollos, es, a sus 46 años, uno de los vecinos más jóvenes de Tollos, municipio que junto a Famorca, rivaliza para encabezar el listado de los pueblos más pequeños de la provincia. Tollos, como Famorca, no llega a los 60 habitantes censados, casi todos agricultores. El pan llega cada dos días en invierno (diario en verano), el único niño en edad escolar del pueblo se marchó junto a su familia el año pasado porque los padres no podían aguantar más; el médico pasa consulta dos días por semana, lo mismo que el pescadero y el carnicero. Nunca ha habido banco ni cajero automático, y ahora ha cerrado hasta la sucursal de Benilloba a la que acudían los vecinos a hacer sus gestiones. Existe un bar municipal que el Ayuntamiento trata ahora adjudicar y funciona una residencia de ancianos, también de titularidad municipal, que aguanta por los pagos de la Generalitat, que no siempre llegan en tiempo y forma.

Con todo, Félix, el alcalde, asegura que Tollos tiene futuro. «Me parece muy bien que el Consell impulse un plan para frenar el despoblamiento y espero que, en primer lugar, éste incluya, por ejemplo, regularidad en las subvenciones a la residencia de mayores, que es pública y así que siga abierta», subraya Frau, quien comparte la agricultura con un pequeño taller móvil que como el panadero y el médico, recorre los pueblos de la comarca. «El futuro de Tollos pasa por el impulso de la agricultura. Si hay ayudas tenemos potencial y no sólo para la agricultura en general sino para actividades relacionadas con el turismo» asevera.

José Vicente Masanet, alcalde de Famorca, tiene claro que el pueblo necesita un impulso para crear empleo pero se muestra muy crítico con las políticas de la Generalitat. «Hablan mucho pero han hecho bien poco. Lo que necesitamos es un plan de empleo estable y que se cumpla. Prometieron fondos, contraté a dos personas a las que he pagado las nóminas durante los últimos meses y todavía estoy esperando recibir el dinero de la Conselleria. ¿Qué va a pasar? Que la próxima vez no contrataré a ninguno porque no puedo ahogar más al Ayuntamiento. Lo que se debe hacer es aprobar planes de fomento de empleo de 8 meses pero con dinero».