La esperada reapertura del acuario en la Plaza Nueva ha provocado una doble sensación entre los comerciantes de la zona. Por un lado, muestran su decepción por el hecho de que tras 20 meses cerrado y con múltiples retrasos no se haya aprovechado la obra para cambiar los cristales, ya que gran parte de ellos se encuentran llenos de rayajos y firmas, lo que además de mala imagen dificulta la visión de los peces. Tampoco terminan de entender por qué no se ha reabierto la instalación con todas las especies dentro. Pero por otra parte, tras la fiesta celebrada el pasado jueves para la reinauguración, la plaza se ha vuelto a llenar de gente y ha recobrado la vida que perdió con el cierre del acuario después de que murieran los 130 ejemplares que cobijaba en agosto de 2015. No en vano, este paréntesis les ha supuesto a los comerciantes un 20% de pérdidas.

«Nos dijeron que esta iba a ser la obra emblemática del mandato de Echávarri como lo fue la calle San Francisco para Sonia Castedo», relata un comerciante de la zona, «y la verdad es que no ha cambiado nada por fuera, los cristales siguen rayados y la luz se refleja más que antes al ser ahora seis tanques en lugar de uno». Pero se muestra optimista porque «por lo menos ya está abierto».

Los peces estaban ayer menos estresados que durante la celebración y ya asomaban sin esconderse para alegría de los numerosos niños que se acercaron a la plaza.

Por otra parte, el concejal del PP Israel Cortés transmitió su «profunda decepción por un proyecto que se ha retrasado casi dos años, con una inversión de más de 100.000 euros y que no ha cubierto las expectativas generadas durante este tiempo». Los populares lamentaron que «no se haya aprovechado para renovar la estructra exterior y ni se hayan molestado en reparar los cristales». En este sentido, criticaron que «hayamos estado cerca de dos años esperando para esto siendo un reclamo tan valioso para aportar valor a una zona comercial muy importante para la ciudad».