Ni se han recibido amenazas o intentos de extorsión relacionadas con los negocios que la familia Sala posee en Sudamérica, ni María del Carmen Martínez tenía una cita en una notaría el día que fue asesinada para modificar su testamento, ni el agente de la Policía Autonómica amigo de la familia hizo gestión alguna para dirigir la investigación del asesinato de la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala. Unas pesquisas cuyas conclusiones apuntan a su yerno Miguel López como presunto autor de la muerte y que ayer fueron ratificadas por uno de los agentes del grupo de Homicidios de la Comisaría del Alicante que investiga el caso y que no pudo comparecer el día que lo hicieron sus otros dos compañeros.

Éste es el resumen de las declaraciones que se prestaron ayer ante el magistrado José Luis de la Fuente, instructor de este proceso. Unos testimonios que desvinculan el asesinato de la matriarca de los Sala, ocurrido el pasado 9 de diciembre en un establecimiento de automoción que regentaba Miguel López, de los negocios de plásticos que la familia posee en Sudamérica, hipótesis a la que apuntaba el sospechoso y que la Policía barajó en un principio, pero que descartó casi de inmediato.

Fue por ello por lo que el fiscal solicitó la comparecencia de Fernando Meler, director para todo el mundo excepto para España y Portugal de Samar (la empresa de los plásticos), quien aseguró que en los 17 años que lleva en el holding nunca había tenido conocimiento de amenazas o nada que induzca a relacionar la muerte de María del Carmen Martínez con los negocios en alguno de los países sudamericanos en los que está implantada la mercantil.

Las hermanas, al corriente

Unas actuaciones empresariales que dirige el primogénito de la víctima, Vicente Sala Martínez, pero de las que sus tres hermanas estaban al corriente. Para demostrarlo, el abogado del hijo, acusación particular en este proceso, aportó ayer actas de reuniones del consejo de administración (del que los cuatro hijos, además de la víctima, eran miembros), en las que se daba cuenta del estado de los negocios, así como el plan de trabajo de un viaje que dos de las tres hermanas (Antonia y Fuensanta, la mujer de Miguel López) realizaron a Sudamérica para conocer las empresas en octubre de 2014.

El testimonio de la empleada de la notaría por la que la víctima tenía previsto pasar el día que fue asesinada también desvincula el asesinato de María del Carmen de ese hecho. Según declaró la trabajadora, el objeto de la visita era ver si, tras los cambios que se había producido en la estructura empresarial familiar, era ella o su hijo quien tenía que firmar para otorgar poderes a una mercantil para solucionar un asunto relacionado con el desahucio por el impago de unos alquileres de un local propiedad de la familia. Nada tenía que ver pues por su testamento, que otorgó un par de años antes de su muerte nombrando heredero universal a su hijo y dejando únicamente la legítima a sus tres hijas.

A instancias del abogado de Vicente Sala también testificó el policía autonómico de quien la defensa de Miguel López dijo que podía haber influido en la investigación a favor del primogénito por la relación de amistad que desde hace años mantiene con él. El agente, a quien la hermana de la fallecida llamó nada más ocurrir el crimen para que se enterada de lo que había pasado, fue también al que telefoneó el sospechoso cuando se encontraba en Novocar aquella noche y ya habían llegado los primeros policías.

El testigo aseguró que era amigo de la familia y descartó que hubiera realizado gestión alguna para influir en la marcha de las investigaciones.

La comparecencia del agente de Homicidios, quien habló con los agentes de Seguridad Ciudadana que llegaron en primer lugar a la escena del crimen, se limitó a ratificar lo declarado por sus compañeros y a asegurar que había recogido en el atestado lo que éstos le refirieron.