Uno de los momentos clave en el conflicto familiar de los Sala tuvo lugar cuando las tres hijas se unieron y aprobaron el 12 de julio de 2016 el cese de su hermano, Vicente Sala, de la presidencia del consejo de administración. Las hermanas Sala consideran que la medida fue un acto de presión dentro del enfrentamiento que tenían con su madre y con su hermano a cuenta de la acción de oro y que nunca pretendieron apartar a este de la dirección de las empresas. Así lo declaró ante el juez que investiga el asesinato de María del Carmen Martínez una de las hijas de la fallecida, Antonia Sala.

El conflicto terminó de estallar cuando su madre hizo valer la acción de oro para devolver a Vicente Sala el control de las empresas y disolvió el consejo de administración. En la empresa se habían formado dos bloques diferenciados:María del Carmen Martínez, su hermana Antonia y el primogénito, Vicente Sala, por un lado; y por el otro, las tres hermanas, Antonia, Fuensanta y Mar. Los conflictos comenzaron por la pretensión de María del Carmen de legar la acción de oro a Vicente Sala, lo que le garantizaba el control de las empresas.

María del Carmen Martínez murió asesinada de dos disparos en la cabeza la tarde del 9 de diciembre de 2016 mientras recogía su coche en las instalaciones de Novocar, una empresa de automoción perteneciente al grupo familiar. Casi dos meses después, Miguel López, yerno de la víctima, fue detenido como presunto autor material de los hechos. La investigación policial situaba el móvil en los enfrentamientos por el control de las empresas del grupo familiar.

Antonia Sala aseguró que su madre ya les dio un requerimiento notarial para cesarlas del consejo el 29 de junio, motivo por el que acordaron unas semanas más tarde, el 12 de julio, el cese de su hermano. Según explicó, nunca tuvieron la intención de apartar a Vicente Sala de la compañía y ya sabían que en un mes y medio había convocada una junta para resolver esa situación. Con la medida pretendían lanzar, por consejo de sus abogados, un mensaje de «firmeza» para negociar. Antonia aseguró que no dejó de hablar con su madre raíz de estos hechos y que trató de convencerla para que retirara el requerimiento notarial, a lo que ella le dijo que se lo pensaría, aunque finalmente «cada vez hablábamos menos».

En parecidos términos se explicó también otro de los yernos de la fallecida, Abacuc Méndez, casado con Mar Sala, que aseguró que las tres hermanas le explicaron que el cese de Vicente fue «para que recapaciten y se den cuenta de que no van por el buen camino». En los últimos meses, Méndez se había desvinculado de las empresas a causa de una enfermedad y se mantenía al margen de los conflictos. «Había distintas maneras de ver un tema. Creo que los dos bandos éticamente estuvieron en todo, querían los dos imponer su manera de ver», dijo.

Tanto Antonia como Mar Sala rechazaron ante el juez que la junta en la que se cesó a las tres hermanas fuera tensa. «Había diferencia de opiniones pero yo no la describiría como tensa», aseguró Antonia. Las hermanas se llevaron a su hijos como medida de presión hacia su madre, lo mismo que cuando les hicieron que la enviaran un mensaje diciendo que no querían verla más por lo que las estaba haciendo. Las dos hermanas negaron que en la junta hubiera gestos amenazantes por parte de los nietos hacia su abuela.

En esta línea, Mar Sala aseguró que si uno de ellos le hubiera hecho un gesto de degüello con el dedo, como han relatado algunos testigos, seguramente le habría dicho algo. «Mi madre le hubiera dicho algo como «Oye guapo no te pases que soy tu abuela». Autoridad tenía». También Mar Sala negó tajantemente haber tratado de atropellar a su madre con el coche en la finca familiar.

Fuensanta Sala, esposa del sospechoso, es la única que no ha declarado en el juez. Debido a su estado de salud por la tensión de esos días se acogió al derecho a no declarar contra su marido.