Rodillas sucias, sudor en la frente y sonrisa en la boca. Son las diez de la mañana y varias decenas de niños se juegan a suertes ser el que paga. No hay duda. Ya ha llegado el fin de semana.

Sin embargo, el aparentemente simple juego del escondite es una excusa para denunciar la situación de abandono que vive el distrito del noroeste de la ciudad.

El acto, celebrado ayer por la mañana, estuvo organizado por la Asociación de Vecinos de Rabasa, y en él participaron entidades y residentes del barrio.

«El objetivo de esta jornada lúdico-reivindicativa es llamar la atención del concejal, al que se le ha ido de la mano la limpieza del barrio», sostiene Rafael Martí, presidente del colectivo vecinal de Rabasa.

La realidad es incontestable y la maleza alcanza el metro y medio en varias partes de la zona, donde también se pueden ver árboles secos por el deficiente estado de las mangueras de riego. Asimismo, los asistentes reclaman que éste no es un problema puntual y pretenden que haya una continuidad en la limpieza del barrio. «No buscamos que venga el Ayuntamiento el lunes a arreglarlo, sino que haya asiduidad en el mantenimiento», prosigue Martí.

Por otra parte, la asociación de vecinos pide mayor presencia de personal de limpieza, al contar sólo con un barrendero que va dos días a la semana; y de seguridad, ya que a día de hoy sólo existe una patrulla de la Policía que comparte cometido con los barrios de Los Ángeles, Tómbola, Divina Pastora y San Agustín. «Una situación de hace 25 años», protestan los residentes en Rabasa.

Si no surten efecto las protestas, la Asociación pretende realizar una «siega simbólica» y acudir con los hierbajos a la puerta del Ayuntamiento para agudizar su postura. «La participación ciudadana en Alicante ha desaparecido», lamenta Martí. Quizá el juego del escondite de ayer en Rabasa ayude a recuperarla.