Rodillas sucias, sudor en la frente y sonrisa en la boca. Son las diez de la mañana y varias decenas de niños se juegan a suertes ser el que paga. No hay duda. Ya ha llegado el fin de semana.

Sin embargo, el aparentemente simple juego del escondite es una excusa para denunciar la situación de abandono que vive el distrito del noroeste de la ciudad. El acto, celebrado ayer por la mañana, estuvo organizado por la Asociación de Vecinos de Rabasa, y en él participaron alrededor de 300 personas.

«El objetivo de esta jornada lúdico-reivindicativa es llamar la atención del concejal, al que se le ha ido de la mano la limpieza del barrio», sostiene Rafael Martí, presidente de la asociación de residentes de Rabasa.

La realidad es incontestable y la maleza alcanza el metro y medio en varias partes de la zona, donde también se pueden ver árboles secos por el deficiente estado de las mangueras de riego. Asimismo, los asistentes reclaman que éste no es un problema puntual y pretenden que haya una continuidad en la limpieza del barrio. «No buscamos que venga el Ayuntamiento el lunes a arreglarlo, sino que haya asiduidad en el mantenimiento», lamenta Martí.

La jornada concluyó con diversos premios a los niños que tardaron más tiempo en ser descubiertos.