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La contracrónica

«Nadie es mi nombre»

La Odisea, el poema épico de Homero, se cuela en el pleno del Ayuntamiento de Alicante

«Nadie es mi nombre»

Los estudiosos del opongonismo tienen un campo germinado en los plenos del Ayuntamiento de Alicante. Los partidos de la oposición -PP y Ciudadanos-, se oponen al equipo de gobierno (normal). También se oponen entre ellos (menos normal). Por su parte, el tripartito -PSOE, Guanyar y Compromís- se opone a su vez a lo que plantea la oposición (lógico), pero no saben estar sin hacerse la oposición unos a otros (completamente ilógico). En este estado de cosas nadie debe extrañarse de que las vicisitudes que allí se viven durante horas sean propias de la tragedia de un poema griego. Ayer vivimos «La Odisea», de Homero, con un Miguel Ángel Pavón cual Ulises tratando de volver a casa, Ítaca, tras la guerra de Troya.

Como si estuviera en sus gloriosos tiempos de la oposición a Sonia Castedo defendió sin éxito que el 14 de abril ondee en el Ayuntamiento la bandera de la República. Ni el hecho de que el secretario de la Corporación advirtiera de que se incurriría en una ilegalidad y en una infracción penal le disuadió en su afán. «Salud y República», gritó con énfasis el vicealcalde ante un Gabriel Echávarri que se disculpó, como si le temiera, por intervenir en su contra: «Sin acritud y sin que suponga controversia o que Fernández Cabello (coordinador local de Esquerra Unida) escriba un artículo poniéndome como indigno e indecente», dijo el alcalde, quien estuvo en el asunto de la bandera republicana tan dramático: «¿Por qué tengo que honrar a mis abuelos deshonrando a mis padres?», que la concejal del PP María Ángeles Goitia se puso en evidencia ante su jefe de filas, Luis Barcala, al alabar sinceramente en voz alta las palabras del regidor socialista. Como si hubieran oído cantos de sirena, pareció que todos en la Corporación alicantina se volvieron republicanos.

Lo afirmó el concejal Juan Francisco Escudero: «En Ciudadanos somos republicanos». Y Barcala introdujo en el debate a Polifemo, el cíclope que preguntó a Ulises su nombre y éste le engañó respondiendo: «Nadie es mi nombre». «No convirtamos una bandera en la bandera de nadie y la II República en la República de nadie, porque son de todos», aseguró el portavoz popular, quien calificó como «nefasto el golpe de Estado de Franco y compañía», ante una boquiabierta María José Espuch (Compromís) que aún llora cada vez que repone el nombre de una calle franquista por mandato judicial ante el recurso de los populares contra el cambio del callejero.

Desconcertante resultó escuchar a la concejal tránsfuga de Guanyar Nerea Belmonte -a quien Pavón trató ayer como si fuera Penélope, la esposa de Ulises- afirmar como republicana que se pusiera el busto del Rey al lado de la bandera que reclamaba Pavón, si es que ésta se sacaba al balcón del Consistorio. El concejal de Ciudadanos Vicente Buades no tuvo nada que decir sobre el símbolo de la República. Su preocupación estaba en que el próximo año el Consell declare festivo autonómico el día de la Cremà de las Hogueras. Un interés baldío, ya que como le demostró el edil popular José Ramón González, en 2018 el día de San Juan cae en domingo. «Mientras los maderos estén sujetos por las clavijas, seguiré aquí y sufriré los males que haya de padecer, y luego que las olas deshagan la balsa me pondré a nadar, pues no se me ocurre nada más provechoso». (Ulises en el poema «La Odisea», de Homero).

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