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Plantas piloto

Electroquímica para salvar vidas

Investigadores de la Universidad de Alicante ultiman una potabilizadora portátil que funciona con placas solares para usar en zonas de catástrofe

Electroquímica para salvar vidas

Imaginemos una catástrofe natural como un terremoto o unas inundaciones. La corriente eléctrica en la zona desaparece y en medio del caos humanitario siempre hay un elemento esencial que se resiente, el agua potable. La falta de este recurso esencial para la vida provoca la aparición de enfermedades que se suman a la ya de por sí difícil situación tras un desastre. La Universidad de Alicante (UA) está a punto de facilitar una posible solución.

La planta piloto de Electroquímica, que dirige Vicente Montiel, ha creado una potabilizadora con acoplamiento directo de placas fotovoltaicas que permitirá conseguir mil litros de agua al día. Montiel explica que la idea consiste en «poder perforar un pozo y desalar el agua mediante un proceso electroquímico gracias a paneles fotovoltaicos con lo que eliminamos las baterías y en el caso de que el equipo se quedara en el lugar por lo que fuera no dañaría al medio ambiente».

Este equipo modular de fácil traslado convertiría el 80% del agua extraida en potable y concentraría en el otro 20% la sal. Esta idea ha partido del propio departamento y una vez patentada tendría que ser una empresa o un organismo público quien la fabricara y comercializara. A priori los sectores más interesados pordrían ser los gobiernos o las ong.

A esto se dedican las cuatro plantas piloto existentes en el campus, a desarrollar sus propias iniciativas investigadoras o a solucionar problemas que se presentan en la industria.

«Aquí disponemos de la parte unitaria de una planta industrial, las pruebas que realizamos son útiles porque gracias a la composición modular trabajamos a escala cualquier proceso industrial», explica Montiel. De esta forma, permiten a las empresas realizar en las instalaciones las pruebas necesarias antes de comprar la maquinaria con lo que les ahorran un dinero importante. La maquinaria de la que disponen impresiona a simple vista y es indescifrable para alguien profano en la materia. Sistemas de gases, vacío, enfriamiento o aire comprimido se distribuyen por la planta donde todo está pensado y calculado al milímetro. Curiosamente en el exterior se encuentran los primeros 700 paneles solares que se instalaron en la isla de Tabarca hace 35 años y ahora suministran electricidad a esta planta combinada con corriente eléctrica que llega a través de tubos de cobre que se descuelgan desde el techo para cada módulo de trabajo. Los contratos de investigación con las empresas son confidenciales pero Montiel sí puede desvelar que trabajan en quitar la sal a ciertos productos con procesos electroquímicos para su uso industrial. También son los únicos que crean nanopartículas a nivel industrial , que pueden convertirse en el futuro de los medicamentos.

Con Montiel trabajan el jefe de planta Eduardo Expósito y otros dos doctores pero siempre se topan con el problema de la falta de financiación para tener una plantilla estable. La necesidad de ahorrar para poder desarrollar más investigaciones les ha llevado a crear su propia impresora 3D para fabricar electrodos y todas las piezas para sus máquinas, incluidos los elementos de los reactores. Por eso Montiel reclama al Estado «una apuesta clara por la investigación que permita avanzar».

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