Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una aprobación con sabor a derrota

El tripartito logra salvar el escollo de los presupuestos, pero a costa de pasar a la historia por necesitar a los tránsfugas

Una aprobación con sabor a derrota

Pírrico: «Dicho de un triunfo obtenido con más daño del vencedor que del vencido». Así, con una victoria pírrica ha aprobado esta semana los presupuestos un tripartito de Alicante que pasará a la historia por ser el primer gobierno local que se ha tenido que valer de tránsfugas para sacar adelante unas cuentas para 2017 que han contado con el rechazo de PP y Cs.

Y es que, tras meses de descalificaciones diarias, de asegurar que nada querían saber de los tránsfugas, de que éstos eran «el cáncer de la democracia», de compararlos con garrapatas y de pedirles día sí y día también que entregasen el acta, el pasado miércoles, el gobierno formado por PSOE, Guanyar y Compromís necesitó de la abstención de la ex de Guanyar Nerea Belmonte Nerea Belmontey el ex de Cs Fernando Sepulcre [aunque con una de las dos hubiera sido más que suficiente] para aprobar unas cuentas de las que dependen ayudas europeas millonarias.

Por ese motivo, al necesitar a los tránsfugas que tanto han repudiado en el último año y que cada vez están más cómodos en su determinante posición en el pleno (ahora, además, tienen despacho nuevo), el tripartito sigue haciendo historia en Alicante. También por lanzarse órdagos públicos en la víspera de la votación más importante del año. A Guanyar, en este caso, le salió bien. Logró que el alcalde, el socialista Gabriel Echávarri, se plegara a sus exigencias, comprometiéndose en público a devolver en la primera modificación de crédito los 550.000 euros recortados a dos áreas dirigidas por la formación de Pavón (Acción Social y Cooperación). Eso sí, el regidor lo hizo a su manera («no es mi compromiso, es mi ADN»), intentando transformar una exigencia en ideología dentro de un discurso en el que dio un golpe de efecto, dejando a la oposición sin mucho margen de maniobra en el pleno, como se apreció en las palabras de Barcala (PP) y Giraldo (Cs), al anunciar una batería de medidas que han servido para que ya nadie se acuerde de los presupuestos. Ni en el PP ni en Cs se esperaban que Echávarri fuera a tomar la palabra, y menos después de su «espantá» en el debate sobre el estado de la ciudad del pasado octubre, en el que se limitó a decir que «se levanta la sesión». Tampoco esperaban que fuera a utilizar su intervención para enumerar hasta seis iniciativas que, en algunos puntos, suenan a cuentas pendientes. Con el aval previo de Pavón y su posterior apoyo público, Echávarri ha decidido emular a la exalcaldesa, Sonia Castedo, al suprimir dos sueldos a los grupos de la oposición, con lo que logra liberar una partida presupuestaria para mejorar la plantilla de Urbanismo (otra victoria de Pavón) y generar, además, un debate interno en PP y Cs del que saldrán perdedores y ganadores.

Las iniciativas escritas y anunciadas por Echávarri, entre las que destacaron la citada reducción de sueldos a la oposición, junto a su renuncia a las direcciones generales, la supresión de los patronatos de Escuelas Infantiles y Vivienda (una idea que tomó fuerza tras desvelarse que el gerente, Gaspar Mayor, había colocado a su mujer como su «número dos») y la salida de la Mancomunidad de l'Alacantí (que en apenas unas horas se convirtió en un simple pulso para reducir gastos), no pillaron esta vez por sorpresa a sus socios de gobierno. Natxo Bellido las conoció un día antes y Pavón horas después. Ambos, además, las hablaron con el alcalde antes del pleno. Sin que sirva de precedente, dicen unos y otros, esta vez estaban de acuerdo. Sin embargo, el dirigente de Compromís ha sido escuchar la palabra «Castedo», por aquello de que el tripartito vaya a hacer con la oposición algo parecido a lo que hizo la exalcaldesa en su mandato, y empezar a recular. «Hay que hablarlo», dice Bellido ahora, en una reflexión que puede no tener mucho recorrido, ya que en esto Echávarri y Pavón van de la mano.

Así, sin olvidar el «daño» de la «victoria», el PSOE tiene su presupuesto aprobado; Guanyar, un compromiso público del alcalde y medidas concretas que van en su beneficio, y Compromís, dinero para su rehabilitación del entorno de los castillos... ¿Y la oposición? El PP, heredando el «no» de Pavón a todo lo que huela a nueva iniciativa, sigue esperando sentado a que transcurra el mandato sin caer en errores de bulto. Saben, al igual que sus rivales, que los líos del tripartito les siguen dando votos de cara a 2019. ¿Y Cs? Con su último «no» quiso dejar al tripartito solo con los tránsfugas, pero perdió la oportunidad de generar dudas sobre el futuro de Guanyar en el gobierno y de diferenciarse del PP en su lucha por el voto liberal. «O hacemos algo distinto al PP o mal vamos a ir», admiten desde la formación naranja, donde temen acabar siendo irrelevantes.

Compartir el artículo

stats