Y ahora los mosquitos. Doce días después de la gota fría que asoló Alicante y en 24 horas dejó cerca de 150 litros por metro cuadrado sobre la ciudad, en el muelle 11 del Puerto sigue patente el rastro de la tromba en forma de dos balsas de agua de lluvia estancada que no se han secado y se han convertido en foco de mosquitos, según aseguran los vecinos del entorno portuario. Los charcos son de grandes dimensiones y, al parecer, tienen cierta profundidad, debido a que la propia actividad del muelle, con el paso de los camiones, ha provocado hundimientos puntuales en la superficie del muelle. Algo que facilita la formación de bolsas de agua que tardan días en desaparecer, sobre todo en invierno, cuando el proceso de evaporación es más lento.

Los vecinos, cabreados desde hace años por la polémica de los graneles (en algunas terrazas de los edificios cercanos a los muelles se han colocado carteles reclamando que el movimiento se haga en naves cerradas), achacan ahora a estas balsas a la aparición de los no menos molestos mosquitos. "Es una conjetura, pero la acumulación de graneles en el suelo también pueden provocar los charcos al tratarse de materia que lleva agua. No lo sé pero lo cierto es que los charcos llevan días allí y su aparición ha coincidido con los mosquitos", subrayó ayer Enrique, vecino de uno de los edificios próximos al muelle 11.

Un portavoz autorizado del Puerto admite que las última gota fría ha dejado algunos charcos grandes en la superficie del muelle. "Charcos que poco a poco se evaporarán por la poca profundidad que tienen", según subraya. No obstante, el Puerto descarta que hubiera riesgo sanitario porque, según apuntaron las mismas fuentes, el agua está transparente. "Las charcas desaparecerán en unos días por sus propias filtraciones al mar y por el calor si no vuelve a llover y si persisten se retirarán". El Puerto carece de balsas para recoger agua de lluvia por lo que cuando caen precipitaciones fuertes es normal que se produzcan embolsamientos.